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La luz penetra en la Sinagoga del Agua con la llegada del solsticio de verano

La luz penetra en la Sinagoga del Agua con la llegada del solsticio de verano

La Sinagoga del Agua vuelve a inundarse de luz con la llegada del solsticio de verano. En su cota más profunda, en un espacio abovedado a muchos metros bajo el nivel de la calle, donde está la sala de baño o mikvéh para las purificaciones de la tradición judía, a eso de las nueve y media de la mañana los rayos del sol penetran por un ventanuco superior, formando un haz de luz que casi se puede palpar y que, poco a poco, llega a tocar el agua del pequeño estanque.

Alberto Román Vílchez

Miércoles, 11 de mayo 2016, 14:28

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Es algo especial, casi mágico, que sólo ocurre en este momento del año, en la jornada de entrada del verano, aunque también se puede disfrutar un par de días antes y después. Con tal motivo, Artificis, la empresa que lleva la gestión turística del lugar, ha organizado unas visitas especiales que comenzaron el pasado miércoles y finalizarán el próximo lunes, y a las que se ha dado un contenido añadido. Tanta es la expectación que había reservas concretadas desde muchos meses atrás.

Todos los días, a partir de las nueve de la mañana y junto a la vivencia de esta experiencia, hay desayuno con dulces sefarditas e infusiones así como una intervención explicativa. El miércoles se presentó la actividad sólo para invitados, y ayer jueves se expuso el tema 'Renacer a la plenitud de la vida. El poder revelador del solsticio a la luz Kábala'  por parte de Senai Rubio, incluyendo meditación-ritual. Respecto a hoy viernes, se ha expuesto una 'Introducción al solsticio desde el punto de vista científico' a cargo de Pedro Ariza, que se repetirá mañana sábado y el domingo, en todos los casos con un precio de 10 euros. Y el lunes, de nuevo Senai Rubio presentará 'Anclando la luz', en este caso con una cuota de entrada de 15 euros. Siempre es imprescindible la reserva anticipada pues las plazas son limitadas debido a las dimensiones del espacio y a que se intenta que sea una experiencia íntima y no masificada.

Paralelamente

Como añadido, mañana sábado, a las ocho y media de la tarde y con entrada libre hasta completar aforo, la Sinagoga del Agua acogerá la presentación del libro 'El alma de la armonía' por parte de su autora, Cristina Menéndez Maldonado, y con la participación del editor, Miguel Sánchez (Editorial DAIREA). Y durante el acto actuará el bailarín y coreógrafo Gerson da Sousa.

De la Sinagoga del Agua se cree que es una antigua sinagoga judía descubierta en 2007 por la familia Crespo-López. El visitante puede allí asomarse a los pozos y recrearse en las galerías de aguas subterráneas, observando los perfiles de piedra y los capiteles de las columnas.

Las personas que no dudan de su autenticidad tienen claro que este acontecimiento que se repite una vez al año no es fruto de la casualidad. Según defienden, la entrada de los rayos de luz en el solsticio de verano tuvo que ser algo premeditado al habilitar esta sala excavada hace siglos. Mucho tiempo después, el fenómeno se repite gracias a la recuperación del lugar.

La Sinagoga del Agua fue descubierta hace unos años por el empresario Fernando Crespo en el transcurso de una intervención realizada en cinco inmuebles situados en el corazón del centro histórico ubetense. Pretendía transformarlos en apartamentos, locales comerciales y aparcamientos. Pero aparecieron diversos elementos que le llevaron a modificar el proyecto inicial y primar la recuperación del lugar.

El descubrimiento

Durante las obras, iniciadas en 2007, hubo varios detalles que llamaron la atención. Por un lado los restos de lo que debió ser una ventana con su reja en el suelo de la planta baja. Y por otro lado un muro perimetral exterior más bajo de lo normal. Afortunadamente ambos elementos se respetaron. Y paralelamente, oculto en lo que se pensó que era una antigua bodega, apareció entre escombros el baño de purificación o mikvéh, un hueco escalonado excavado en la roca, dónde el nacimiento del agua cristalina y su movimiento es natural, aunque siempre está al mismo nivel.

Así, sólo bastó que llegara el 21 de junio de aquel año para que todo adquiriera mayor sentido. Los rayos del sol llegaron al interior gracias a que el muro del patio no era muy alto, y lentamente entraron en la planta inferior por la ventana del suelo, primero un pequeño hilito y luego varios hasta generar un haz de luz que acabó reflejándose en el agua e inundando el oscuro lugar de una luminosidad cálida y una especie de niebla. Desde entonces, todos los años, cuando llega la fecha, se revive ese momento que, supuestamente, había permanecido sepultado bajo escombros durante siglos. 

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