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Cofradía Penitencial del Cristo de la Noche Oscura.
Martes Santo ubetense de oración y recogimiento

Martes Santo ubetense de oración y recogimiento

Procesionaron la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Nicolás de Bari y la Cofradía Penitencial del Cristo de la Noche Oscura

Alberto Román

Miércoles, 12 de abril 2017, 10:28

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Dos cofradías cumplieron con sus respectivos itinerarios procesionales en una agradable noche del Martes Santo ubetense. Se trató de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Nicolás de Bari y la Cofradía Penitencial del Cristo de la Noche Oscura. Una jornada de contrastes pues, respectivamente, se mezclaron juventud y veteranía, la devoción mariana y la sobriedad del vía crucis.

A las nueve, desde la iglesia de la Santísima Trinidad, iniciaba su desfile la hermandad más joven de Úbeda, en el que fue su quinto paseo procesional tras su estreno hace ahora cuatro años, una vez que fue erigida oficialmente como cofradía el 18 de enero de 2012. La cofradía sigue creciendo poco a poco, tanto en detalles y enseres como en guión. Esta vez formaron el cortejo unos 70 nazarenos que, junto a costaleros y gente de apoyo, sumaron unas 120 personas, sin contar a la banda de acompañamiento.

Cientos de ubetenses y visitantes presenciaron el momento en el que la Virgen de las Lágrimas descendió la lonja de la Trinidad. Se trata de una obra del imaginero cordobés Alfonso Castellano Tamarit que fue bendecida el 19 de mayo de 2012. La intención de los responsables de la hermandad es ir completando elementos, también poco a poco. Está en proyecto incorporar a San Juan y María Magdalena, para seguir aportando sentido litúrgico, algo que quizá ocurra el próximo año.

La novedad este año estuvo en el cambio y ampliación del recorrido, algo que los responsables de la cofradía venían planteando desde hacía tiempo y que supuso un nuevo reto a la hora de organizar bien los tramos, sobre todo pensando en los costaleros. Se evitó así la calle Ventanas, cuyo firme complica el discurrir de un desfile procesional.

De esta forma, el cortejo bajó la calle Real entera y giró hacia la plaza Primero de Mayo y calles Montiel y Corredera de San Fernando, retomando en ese punto el itinerario de otros años hacia el barrio de San Nicolás, en cuya iglesia, sede canónica de la cofradía y con el paso frente a la portada, tuvo lugar la estación de penitencia. Allí hubo música en directo gracias a la presencia del Ensemble EnClave de Úbeda interpretando 'Stabat mater' y 'Ave María'. Posteriormente partió para encerrarse de nuevo en la Trinidad.

Destacó en todo momento la gran presencia de fotógrafos pues la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Nicolás de Bari será la protagonista del cartel de la próxima Semana Santa de 2018, para lo cual se ha convocado el tradicional concurso fotográfico.

Vía crucis

Con la Virgen de las Lágrimas en la calle, pasadas las diez de la noche comenzaba uno de los momentos más serios y solemnes de cuantos encierra la Semana Santa ubetense, protagonizado por una de sus hermandades más sobrias y sencillas. Se trató del vía crucis de silencio de la cofradía penitencial del Cristo de la Noche Oscura, que dio un año más al Martes Santo ubetense ambiente de oración y reflexión. Se caracteriza por el silencio contenido que reina durante toda la estación de penitencia, y que sólo es roto por el golpear incesante contra el suelo del báculo del capataz, que marca el paso del Cristo sobre andas.

Esta hermandad suele cambiar casi todos los años de itinerario, así como de iglesia de salida y de llegada. Y en esta ocasión, tras nueve ediciones pasando por otros templos y después de celebrar en 2016 su cincuentenario saliendo desde la Sacra Capilla del Salvador, se pensó que era el momento de empezar y concluir en 'su casa', en la Basílica de María Auxiliadora del colegio Salesiano, que es su sede canónica. La salida fue por la parte de la puerta principal de la iglesia y la entrada se hizo por la parte trasera del centro educativo.

Así, el itinerario discurrió por el entorno, por la zona norte de la ciudad. Y como algo inédito, el vía crucis recorrió el interior del Parque Norte, en una oscuridad casi absoluta salvo por la luz de los faroles y la proyectada por la Luna llena. Fueron momentos de gran recogimiento. Salió del recinto por el lugar donde se encuentra la ermita del Pilar, su parroquia, que esperó al impresionante Cristo descoyuntado de Francisco Palma Burgos con las puertas abiertas y fue escenario de una pequeña estación de penitencia.

Un elemento diferenciador de la cofradía reside en que casi todos los hermanos, por turnos y formando escuadras de portadores, llevan al titular entre cada estación del vía crucis. Para ello, antes de la procesión se distribuye a todos los cofrades por grupos de similares características y estaturas, quedando así el peso del trono repartido mucho más equitativamente. Previamente a la apertura de las puertas, todos los hermanos, vistiendo su traje de estatutos, celebraron su fiesta principal.

Debido a que no hubo cambio de templo, este año no se hizo traslado previo de la imagen, aunque sí un pequeño acto en el que se descendió la talla del lugar desde el que preside el interior de la iglesia, con posterior oración y besapié.

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