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Alberto Román Vílchez
Miércoles, 11 de mayo 2016, 13:34
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Cerrada, junto con el resto del templo, en julio de 1983, no fue posible devolver al culto esta Capilla el pasado mes de mayo, cuando Santa María abrió nuevamente sus puertas, dado el lamentable estado que presentaba su patrimonio mueble. Durante las obras de la iglesia, el tradicional baldaquino de Jesús (realizado por Palma Burgos en la década de 1950) y el pequeño retablo de la Virgen de los Dolores sufrieron daños que hacían necesaria una intervención en los mismos antes de proceder a la apertura de este espacio.
La restauración y dorado del baldaquino, del retablo (que ha sido modificado y ampliado, ganando en belleza) y del altar de la Santa Cruz han sido realizados con absoluta profesionalidad por la empresa Arte y Restauraciones Moreno y por el carpintero y ebanista Nicolás Rojas Barrionuevo. Gracias al brillante trabajo de todos ellos, y de distintos directivos, le ha sido devuelto todo su esplendor al patrimonio de la Capilla de Jesús.
Por lo que respecta al baldaquino de Palma Burgos, cabe señalar que se han repuesto y restaurado todas las piezas del mismo que se habían deteriorado, y se ha procedido al dorado del mismo así como a salvar la policromía original de Palma Burgos. Por su parte, el retablo de la Virgen ha tenido que acrecentar sus dimensiones para ajustarse a la nueva hornacina en que se ubica, lo que ha requerido un esfuerzo suplementario por parte de la cofradía. Asimismo, aunque de manera más modesta, se ha trabajado en realizar un altar en el que la Santa Cruz pueda recibir culto.
Símbolos
Cabe señalar que la hermandad, sabedora de la importancia que esta Capilla tiene para una gran multitud de ciudadanos, ha querido cuidar pequeños detalles simbólicos. Así, en el medallón central de la parte superior del baldaquino se ha pintado el escudo de Úbeda, simbolizando esa protección y amparo que muchas generaciones de ubetenses han pedido a Jesús a través de los siglos. Por su parte, los orígenes de la cofradía se han hecho presentes en dos pequeños detalles. Por un lado, en el retablo de la Virgen se ha incluido un medallón que tiene pintado el escudo de la Orden de los Dominicos, bajo cuyo amparo se erigió canónicamente la hermandad el 13 de marzo de 1577 y fue elevada por su general Fray Serafín Cavalli a la categoría de Archicofradía Pontificia un año después. Y por otro lado, este retablo contará con un bello cuadro pintado por Esther y Laura Moreno en el que aparece la Virgen del Rosario (cuya advocación estuvo muy ligada también a la cofradía durante los siglos que ambas hermandades residieron en el monasterio de San Andrés) en gloria con Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena.
Con estos pequeños detalles, la hermandad ha querido reivindicar su pasado dominico y la ligazón histórica y sentimental que la une a la Orden de los Predicadores. Por su parte, en la coronación del altar de la Santa Cruz se ha pintado la Custodia del Corpus, con la que se quiere simbolizar la ascendencia eucarística y sacramental de la cofradía nazarena, que no en vano fue fundada, en un año indeterminado del siglo XVI por los Hermanos del Santísimo Sacramento de la parroquia de Santo Domingo de Silos.
Detalles
También se han querido cuidar al máximo los detalles por lo que se refiere al modo en que estarán vestidas las imágenes titulares en este día tan especial. Así, Jesús Nazareno estará vestido con la túnica más antigua que conserva, datada a finales del siglo XVIII y que es la misma con la que salió de esta Capilla en julio de 1983. Que vuelva con la misma túnica con la que salió es un símbolo de continuidad que no se ha querido dejar pasar por alto. Se trata de la túnica de terciopelo granate a la que se traspasaron los viejos bordados hace unos meses. Y para esta ocasión, Jesús estrenará unas espléndidas potencias, de estilo dieciochesco, realizadas por la Orfebrería Francisco de Paula de Córdoba y que han sido donadas por la terna directiva.
Por su parte, la Virgen de los Dolores estará vestida con la ropas más antiguas que conserva. Se trata de su antigua saya procesional, de terciopelo rojo bordada en oro, datada del siglo XIX, y del manto procesional de terciopelo negro y bordado en oro, con bordados del siglo XIX y enriquecido en la década de 1960. A los pies de la Santísima Virgen se situará la media luna de plata realizada en la misma orfebrería que las nuevas potencias de Jesús y que le ha sido donada por su cuerpo de capataces y costaleros.
San Juan lucirá un mantolín del siglo XIX, al igual que la Verónica, que por su parte estrenará una saya morada así como un Santo Rostro, realizado por Elisabeth Ramos Ontiveros, Licenciada en Bellas Artes, que muestra la cara de la antigua imagen de Jesús Nazareno, otro pequeño gran detalle.
Las puertas de la Capilla se abrirán a los sones del 'Miserere' una vez que finalice la misa, y tras esto los fieles podrán pasar a besar el pie de Jesús. Finalizado el besapié, se procederá a la imposición de medallas a los nuevos hermanos de la cofradía.
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