Alberto Román Vílchez
Miércoles, 11 de mayo 2016, 15:16
De su presentación se encargó Alfonso Donoso Barella, quien hiló un perfil del protagonista de la noche, que es además su primo, surgido del corazón, de la amistad y la admiración mutua. Destacó su pasión por la Semana Santa desde la niñez, desde que centraba muchos de sus juegos, todo lo cual se tradujo en entrega absoluta, a las cofradías y a los demás, llegada la juventud y edad adulta.
Publicidad
Posteriormente ocupó el atril el pregonero, quien estuvo arropado en todo momento por un busto en terracota de su Cristo de la Sentencia, situado a su izquierda. Una escultura que se custodia en el convento de Santa Clara y que para una ocasión tan especial López Barella quiso tener a su lado representando a la cofradía que tanto le ha dado y por la que tanto ha dado. No en vano, fue uno de sus fundadores y primer hermano mayor.
No fue éste el único guiño a sus hermanos pues atrás, a modo de altar, se podían ver elementos de las otras cuatro hermandades a las que pertenece, tan importantes a la hora de forjar lo que es actualmente como cofrade y como persona: la Virgen de Gracia, Jesús Nazareno, la Columna y el Cristo de la Noche Oscura. Elementos que, por otra parte, aparecieron en diferentes momentos de su pregón.
A modo de prólogo, Pedro Ángel López comenzó su discurso con una declaración personal dedicada a su ciudad, una especie de diálogo con Úbeda que le sirvió para meterse en situación y adentrar a los presentes en todo lo que vendría después.
Dos partes
Posteriormente, dos partes principales estructuraron su pregón, cargado de metáforas y simbolismos. En la primera habló de las cofradías y de los cofrades, de su papel en la Semana Santa y en la sociedad, analizando la realidad actual. Pero no lo hizo con intenciones de impartir magisterio, sino lanzando reflexiones muy personales en voz alta, como si de preguntas se tratara, para intentar hacer pensar a los presentes sus posibles respuestas. Fue una forma de compartir el contenido de su intervención para que el público lo hiciera suyo y sacara sus propias conclusiones.
Publicidad
De esta forma, repasó sus vivencias, sus creencias, lo que en su opinión debe ser el sentido de una cofradía, destacando la importancia de la familia, los niños... Más aún en una ciudad como Úbeda, donde muchas veces se inscribe a un recién nacido antes en una hermandad que en el Registro Civil: «aquí somos antes cofrades que ciudadanos» dijo, recordando que en su caso sus vivencias de infancia fueron muy importantes, así como el apoyo de su familia, tanto por lo que dejaron hacer como por lo que le transmitieron.
También aludió al 60 aniversario de la Unión de Cofradías, que se celebra este año, y a su importancia como órgano aglutinador, aunque consideró que aún se puede avanzar más. «Que la Unión deje de ser una institución para convertirse en una realidad», pidió. Y no olvidó referirse a elementos tan característicos de la Semana Santa de Úbeda como la Procesión General del Viernes Santo, un bien por el que dijo que hay que apostar. «Perdimos la General viviente que era Maranatha, no permitamos que ocurra igual», añadió.
Publicidad
Recta final
Todo ello le sirvió para prepararse y afrontar la segunda parte del pregón, en la que habló sobre cómo Úbeda ha ido creando su propia Semana Santa con el paso de los años, con una evolución continuada. Así, subrayó que cada cofradía nació en un momento y en unas circunstancias muy concretas. «Úbeda poco a poco fue pariendo un pasaje del Evangelio convertido en cofradía», aseveró, lo cual utilizó para referirse a las 19 hermandades ubetenses, dedicando a cada un a de ellas unas hermosas palabras.
Pedro Ángel López Barella terminó su intervención con una Salve en la que enumeró todas las advocaciones marianas de la Semana Santa ubetense y fue premiado con un fuerte aplauso, sin duda merecido pues cumplió con su cometido gracias a un intenso trabajo previo de preparación del pregón. Un dato deja claro su gusto por los simbolismos: comenzó a escribirlo el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada, a las doce de la mañana, hora del Ángelus, y tras enfrascarse intensamente en él durante la Navidad, lo acabó el 10 de abril, aniversario del día en el que junto a otras personas fundó la Asociación Barlomu, germen de su cofradía de la Sentencia.
Publicidad
Al principio del acto, que fue conducido por Antonio José Campos Martínez, intervino la Agrupación Musical Ubetense dirigida por Rafael Martínez Redondo. Interpretó las marchas 'Unión de Cofradías' de Manuel Antonio Herrera Moya y 'Puerta del cielo' de Francisco José Moro Herrador, esta última por deseo expreso del pregonero.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.