Música y reflexiones de un cofrade 'de hachón' en el pregón de Adrián Navarrete
En Úbeda ya se respira Semana Santa. Anoche se encargó de anunciarlo Adrián Navarrete Orzáez ante un auditorio del Hospital de Santiago abarrotado y mediante un pregón en el que, junto a una profunda devoción, la música fue protagonista de principio a fin tomando diferentes formas. Aunque no se trató de un simple acompañamiento, pues cada melodía, elegida con mucha intención, engarzó con el texto de forma natural, acentuando el significado de las palabras que pronunció este ubetense apasionado de la música y la Semana Santa.
Alberto Román Vílchez
Miércoles, 11 de mayo 2016, 14:54
De la presentación del pregonero se encargó su hermano, José Navarrete, quien hizo una semblanza del protagonista de la noche nacida del corazón y de la admiración. Hiló su introducción utilizando certeros símiles a través del vocabulario del mundillo cofrade, calificando a Adrián como cruz de guía, campana, báculo, portador, bandera, marcha o, lógicamente, hermano mayor de su familia. Destacó así su sencillez, su bonhomía, sus profundas convicciones y su compromiso, al igual que su pasión por Úbeda y su Semana Santa, la cual vive «como hermano de luz», como un simple cofrade que disfruta portando su hachón y acompañando a su Virgen de la Caridad.
Posteriormente ocupó el atril Adrián Navarrete, quien comenzó su intervención mientras sonaba el pasaje de la Humildad de la obra 'Retablo de la Pasión' a cargo de la Agrupación Coral Ubetense, situada en el coro del auditorio y a la que el pregonero está muy unido desde su juventud. Arrancó con una pequeña introducción en la que recordó a su madre, ensalzó a los 57 pregoneros que le precedieron en esta responsabilidad y, como en una oración, pidió perdón para que sus hojas estuvieran «limpias antes de llenarlas de palabras, vivencias y sentimientos».
También tuvo palabras para su padre, su esposa y sus tres hijos, sus abuelos, sus hermanos y sus sobrinos, construyendo así un discurso «desde la humildad sobre el fundamento de nuestros padres y todos los que nos precedieron» y lanzándolo «con esperanza hacia nuestros hijos y todos los que nos sucederán». Todo ello durante un pregón «abierto a todos», cofrades y no cofrades, porque «Jesús murió por todos, por los que creemos en él y por los que no».
Ensalzó Úbeda, y más aún Úbeda en Semana Santa. Y a partir de ahí, engrosando la parte más clásica del pregón, recorrió uno a uno todos los días de la Pasión, una a una todas las cofradías que llevan su papel evangelizador a la calle, dedicando muy bellas palabras a cada imagen y rememorando muchos momentos de su vida como cofrade y como ubetense que vive la Semana Santa en compañía de los suyos. Especialmente emotivos fueron los párrafos dedicados a su hermandad de la Columna.
La música también estuvo presente en esta parte. Adrián Navarrete se sentó al piano haciendo un paréntesis cuando hablaba de Jesús Nazareno y La Soledad que, según dijo, lo resumen todo y son «padre y madre de todas las cofradías». «Encarnan los dos pilares básicos, las dos esencias fundamentales de toda cofradía: el culto y la caridad; la oración y la acción; el 'ora' y el 'labora'», manifestó. Así, interpretó el 'Miserere' y el 'Stabat Mater', obras con las que quiso que los presentes apreciaran el silencio y la soledad, respectivamente.
Futuro y esperanza
En la recta final habló sobre el futuro y la esperanza. Sobre los retos y los cambios que representan, por ejemplo, las nuevas tecnologías. Y siguió aludiendo al que fue «el primer pregonero de la historia de la Semana Santa», aquel centurión que ante la imagen de Cristo recién expirado en la cruz dijo «verdaderamente, este era el hijo de Dios». «Ese fue, amigos, el primer pregonero de la Semana Santa. El primero que puso palabras que complementaran y explicaran la fuerza de una imagen», añadió. Y sonó el pasaje de 'La Pasión según San Mateo' de Bach en el que el coro, representando a toda la humanidad, canta esa frase que pronunció el centurión a modo de oración de esperanza por todo el mundo en general.
El pregonero llegó el final pidiendo que sonara 'Nessun Dorma' de la ópera 'Turandot' de Puccini. «¡Nessun dorma! ¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma en la gran noche de Pascua, en que Cristo vence a la muerte y se junta el cielo con la tierra!», exclamó, lanzando como resumen de todo su discurso un mensaje de amor. Y entre aplausos, la banda de la Columna irrumpió en el recinto tocando la marcha 'Voluntarios'.
Al principio del acto, que fue conducido por Antonio Campos, intervino la Agrupación Musical Ubetense dirigida por Rafael Martínez Redondo. Interpretó las marchas 'Unión de Cofradías' de Manuel Antonio Herrera Moya y, por petición expresa del pregonero, 'Desconsuelo' de José Franco Ribate.
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