Úbeda Atlantes: buscando un hueco para el rugby

En febrero del año 2010 un grupo de chavales amantes del rugby decidieron emprender una ilusionante aventura deportiva en la ciudad de Úbeda. Con permiso del fútbol, disciplina tan practicada y seguida, estos jóvenes se plantearon un objetivo claro y directo: crear un club de rugby ubetense. El inició fue tan sencillo como sorprendente, pues con tan solo el reparto de unos pocos carteles hechos a mano, consiguieron reunir en el Parque Norte a más de 35 posibles miembros del que más tarde sería el primer club de rugby de la ciudad del Renacimiento. El nombre del mismo se eligió de forma democrática y tal votación dio como resultado el Úbeda Atlantes Rugby Club. En la actualidad son más de 60 jugadores y se clasifican por edades, repartiéndose entre Senior, Juveniles y Cadetes.

Antonio Ángel Ruíz Resa

Miércoles, 11 de mayo 2016, 15:45

Este proyecto deportivo surgido de la ilusión por jugar al rugby ha estado apoyado en todo momento por la veteranía y experiencia de otro club de la provincia, el Jaén Rugby. Los ubetenses comprendieron que con este incondicional respaldo había que hacer algo más que juntarse para jugar, y sin más dilación comenzaron a desarrollar diversas campañas de difusión de este deporte, saliendo a la calle, recorriendo centros educativos, organizando actividades de captación tanto de jugadores como de aficionados y, en definitiva, acercando al gran público de todas las edades esta apasionante disciplina, que alcanza su máxima expresión con el más que conocido Torneo Internacional de Rugby de las 6 Naciones, cuya forma de jugar nada tiene que ver con el fútbol americano.

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Saben que aún les queda mucho camino por recorrer, pero están decididos a que la cultura del rugby tenga un hueco en Úbeda. Por lo pronto, han despertado el interés por este deporte. Prueba de ello es la creación de otros equipos en otras localidades de la provincia como Linares o Cazorla. Han conseguido consensuar con los demás clubes la organización de la primera Liga Provincial de Rugby de Andalucía, y muchos de sus jugadores ya han experimentado una cierta proyección nacional dentro de este deporte.

Sin poder jugar en casa

Parece poco, pero es mucho. Aunque aún no han conseguido lo que supone para ellos un gran paso: poder jugar sus partidos de liga en casa. Desconocen qué impide que el Ayuntamiento autorice la adecuación de las porterías del campo de fútbol San Miguel, las cuales serían portátiles, pues están dispuestos a asumir el coste de las mismas. Para este joven club ubetense sería muy importante poder mostrar su juego en su propia tierra, y así crear poco a poco una afición que se sintiera orgullosa de tener en su pueblo un equipo de rugby, y a la vez tener la oportunidad de mostrar en directo las diferentes facetas de un partido. Mientras tanto, los jugadores y jugadoras del Úbeda Atlantes Rugby Club entrenan dos o tres días a la semana, preparan lo que será la tercera temporada de la liga provincial y continúan acercando a la ciudadanía esta disciplina deportiva.

Para jugar no hace falta tener una forma física definida, tan solo cumplir varios requisitos como ser mayor de 18 años, mostrar capacidad de compromiso, asumir la disciplina de entrenamiento y juego, y querer aprender, entre otros más.

Las edades de sus jugadores suelen coincidir con las etapas universitarias, por lo que el club se ve obligado a desarrollar cada verano campañas de captación de nuevos fichajes, pues muchos miembros se marchan a otras ciudades para estudiar, lo que provoca una clara incompatibilidad a la hora de jugar.

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Algo más que un deporte

La equipación del Úbeda Atlantes es blanca y roja con las rayas horizontales. En su escudo aparece un león agarrando un balón de rugby, y su parte superior está coronada. Sus partidos tienen tres tiempos, dos de competición y uno de convivencia fraternal con el rival, juntándose locales y visitantes en torno a una mesa para charlar, beber y comer. Algo que no ocurre en otros deportes de equipo. Durante el tiempo de juego el público suele mostrarse muy respetuoso con el árbitro y cuando un jugador, ya sea propio o del equipo rival, tiene que lanzar algún tiro directo, guarda silencio para que no pierda la concentración. Estos son algunos ejemplos de cómo se vive este deporte tanto dentro como fuera del campo, reinando en todo momento el respeto a los que lo practican. Se suele decir que se trata de un juego para villanos, que es practicado por caballeros.

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