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Alberto Román
Úbeda
Lunes, 18 de noviembre 2019, 12:50
Ante un numeroso público, el auditorio del Hospital de Santiago acogió la presentación de '12 meses de mi infancia. Úbeda en los años 60, desde la calle Fuente de las Risas', el séptimo libro de Juan Antonio Soria Arias, quien anteriormente ya publicó completos e interesantes trabajos sobre la historia de la fotografía y los fotógrafos en Úbeda, la fotografía cofrade local, el carnaval en esta tierra o los motes y apodos ubetenses. Ahora, dando un poco de lado a los listados exhaustivos de nombres y fechas, a los hechos ordenados cronológicamente o a los contenidos convertidos en magníficas herramientas de consulta, nos cuenta sus recuerdos, que son también los de tantos paisanos de su generación.
Así, de una forma más desenfadada y menos encorsetada, hace un repaso de la Úbeda de los años sesenta, parándose a relatar el día a día, las costumbres, las tradiciones, las creencias, los personajes, las cosas domésticas y cotidianas. En definitiva, la vida en su discurrir normal, esa que no aparece en los libros de historia pero en torno a la cual giraba todo el universo de la gran mayoría de las personas de entonces.
Soria Arias lo cuenta todo desde la mirada del niño que fue en aquellos años cruciales, para él, claro, pero también para una ciudad y un país que a duras penas intentaban adaptarse a los nuevos tiempos y prepararse para todos los cambios que vendrían después. Además, sus amenos relatos, aunque hablan de Úbeda y de aquella sociedad de los sesenta en este rincón de la provincia de Jaén, son lanzados con la memoria puesta en el entorno de la calle Fuente de las Risas, donde nació, fue niño y creció.
Ofrece así una curiosa perspectiva de todo cuanto se ha afanado en recuperar en forma de recuerdos concretos, muy fáciles de leer pues en su mayoría ocupan dos o tres párrafos. Son más de doscientos y en ellos habla de cosas tan dispares como el tranvía, los tísicos y el tío del saco, las fundiciones y los molinos de cereal o aceite, la llegada del petróleo, los comercios, el colegio, la fábrica de tornillos, los juegos populares, la llegada de la tele o la irrupción del plástico. La variedad está servida entre la portada y la contraportada.
Soria dedica también muchos de estos relatos a recordar a personas, concretas o genéricas, con lo que por las páginas del libro pasean Juanito 'el del pienso', el practicante, el hojalatero y el 'afilaor', Antonio Gutiérrez 'el Viejo', Juanillo 'el Garbancero' o 'Carnicerito de Úbeda', entre otros muchos. No podía faltar el escritor Antonio Muñoz Molina, pues sus respectivas familias fueron vecinas durante unos años y compartieron vivencias.
Cabe destacar que el trabajo, de 352 páginas, no es una mera sucesión de recuerdos, anécdotas y acontecimientos, pues tiene un orden muy concreto. Juan Antonio Soria los ha distribuido por meses (de ahí el título), contando de esta manera lo que iba pasando en cada época del año. De esta forma, el lector se puede hacer una idea de cómo el clima y las estaciones, las festividades, los productos de temporada o las obligaciones fijadas por el calendario marcaban el día a día de los ubetenses de los sesenta.
Es ahí donde destacan las historias sobre la recogida de la aceituna, los Reyes Magos y las navidades, las hogueras de San Antón, la traída de la Virgen de Guadalupe, la escuela y las vacaciones, la Semana Santa, las ferias o el día de los Santos.
Para ubicar al lector, el libro incluye una introducción sobre la década de los sesenta en el mundo, España y Úbeda. Y para familiarizarle con todo lo que vendrá en las páginas posteriores, hace también una presentación pormenorizada de sus vecinos de calle.
El volumen reserva igualmente un apartado a palabras y frases típicas ubetenses, una sección de agradecimientos y un listado de fuentes de consulta. Y como los anteriores, el libro también destaca por incluir una gran recopilación de fotos antiguas, unas 280, muchas inéditas. Hay además algunas recreaciones.
La presentación en el Hospital de Santiago corrió a cargo de quien firma el prólogo, Fernando Sánchez Resa, que ante la audiencia hizo un repaso de todo lo que el lector encontrará en '12 meses de mi infancia'. También intervino el concejal de Juventud, Diego Cano, quien destacó las muchas aportaciones que el autor ha hecho para el engrandecimiento y la preservación de la cultura y la memoria popular. Y existió una introducción a cargo de Miguel Ángel Soria, hijo del protagonista de la noche, así como varias proyecciones de fotografías antiguas acompañadas por música sesentera.
Por su parte, Juan Antonio Soria, tras los agradecimientos de rigor, invitó a los presentes a sumergirse en estos recuerdos y a dejar aflorar los propios, y no descartó que algún día pudiera haber un nuevo libro centrado en la década de los setenta y, por tanto, en su juventud y adolescencia. No será a corto plazo pues, según anunció, ahora está inmerso en un trabajo con el que quiere contar la historia de la Cruz Roja en Úbeda. Y antes de ponerse a firmar libros como un loco, se fotografió sobre el escenario con todos sus vecinos de la calle Fuente de las Risas allí presentes.
Juan Antonio Soria nació en Úbeda el 15 de mayo de 1958. Junto a 'Recuerdos de Carnaval' (1994) fue corresponsable desde 1995 hasta 2015 del anuario 'Pregonero de Carnaval' y escribió 'Historia del Carnaval en Úbeda' (2017). También publicó 'Linajes populares. Apodos y motes ubetenses' (2001) y 'Más sobre los apodos y motes ubetenses' (2006). Apasionado de la fotografía en todas sus vertientes y coleccionista de estampas rancias ubetenses, ha escrito un completo estudio sobre la historia de la fotografía en la ciudad titulado 'Testigos de la historia. Retratistas y fotógrafos de Úbeda' (2010). Dentro de esta misma temática, aunque centrándose en el mundo cofrade, publicó 'Testigos de la Semana Santa de Úbeda' (2015). Él mismo fue autor de una instantánea que sirvió de cartel anunciador de la Semana de Pasión ubetense.
Sin duda, es un cronista insoslayable del sentimiento popular, además de ser una persona muy conocida y apreciada tras muchos años trabajando en el sector del comercio y por su condición de cofrade y carnavalero. Asimismo, su labor en la protección del 'ubetensismo' está marcada por su pertenencia a los Caballeros Veinticuatro, grupo cultural independiente en defensa del patrimonio monumental ubetense que tiene su raíz en 1998 y sigue vigente. Su vinculación con la ciudad le hizo ser pregonero de la Feria de San Miguel en 2014.
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