Alberto Román
Úbeda
Martes, 24 de noviembre 2020, 22:03
La ciudad de Úbeda despidió esta mañana a Diego Martínez Martínez durante un sepelio que en otras circunstancias hubiera sido multitudinario pero que, en la actual situación, estuvo obligado a respetar las restricciones de aforo y las distancias de seguridad. «Ni siquiera hemos podido despedirle como se merecía, pero ya da igual todo», comentaba entre lágrimas uno de sus buenos amigos a las puertas de la iglesia de San Isidoro, donde pasadas las once y media de la mañana llegaba el coche fúnebre con el féretro rodeado de flores remitidas por todo tipo de personas, empresas, entidades e instituciones que mantuvieron relación con este querido gestor cultural que dejó huella entre quienes estuvieron a su lado, en lo personal y en lo profesional.
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Las actuales limitaciones de movimiento no permitieron la presencia de tantos amigos y compañeros de fuera de la localidad, por ejemplo de otros puntos de Jaén o de la provincia de Granada, a quienes les hubiera gustado darle un último adiós. Ni siquiera todos los ubetenses que asistieron pudieron acceder al templo. Consecuencias de este coronavirus que el lunes se le complicó a Diego Martínez en su domicilio de Granada, arrebatándole la vida a los 57 años de edad.
A las puertas de San Isidoro tocó contener las emociones y las muestras de afecto hacia una familia destrozada que, gracias al respeto de los presentes, a los gestos y miradas cómplices, a las lágrimas solo frenadas por las mascarillas, pudo percibir el cariño que Úbeda le profesaba a quien dio tanto por la ciudad a nivel cultural y, sobre todo, musical.
No faltaron representantes de la corporación municipal, encabezados por la alcaldesa; responsables de otras administraciones, como la Diputación Provincial de Jaén; compañeros de trabajo en el Ayuntamiento; y tantos amigos como cultivó, como algunos de sus grandes Amigos de la Música. Y junto a ellos, representantes del tejido social, cultural y económico del municipio.
La ceremonia religiosa la ofició el deán de la catedral de Jaén y vicario general de la diócesis, Francisco Juan Martínez Rojas, gran melómano y amigo de Diego Martínez, a quien definió como «un apóstol de la música» durante una emotiva homilía. Y tratándose de quien se trataba, no faltó la música, interpretada por tres ubetenses que le conocieron muy de cerca, siendo compañeros suyos en alguna formación.
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Después, en la calle, en ese entorno en el que Diego se crió, la despedida se produjo en absoluto silencio, aunque estoy seguro que el latir de los corazones de todos sonaba como un aplauso, la ovación final, esta vez para quien durante tantos años hizo posibles tantos aplausos.
Es mucho lo que a Diego Martínez le debe Úbeda en su ascenso paulatino como referente cultural, ya no solo de la provincia, sino también de la comunidad autónoma, logrando muchas veces que la ciudad sonara y diera la nota a nivel nacional al conseguir artistas que solo actuaban en grandes capitales y eventos. Le gustaba enfrentarse al 'más difícil todavía' desde su posición de gestor cultural, presidente de la Asociación Cultural Amigos de la Música o director, entre otros ciclos, del Festival Internacional de Música y Danza 'Ciudad de Úbeda'.
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Fue culpable así del desembarco de grandes artistas nacionales e internacionales como parte de un plan que comenzó a potenciar en los años 80 y que desarrolló plenamente en las décadas posteriores, contando con el respaldo del Ayuntamiento y de un grupo de empresarios valientes empeñados en que el nombre de la ciudad llegara mucho más allá de sus fronteras. Le gustaba recordar los dos históricos y multitudinarios conciertos que ofreció Mecano (en 1988 y 1992) y que abrieron las puertas a otros artistas de renombre en cada momento como El Último de la Fila, Joaquín Sabina, Inmaculate Fools, Mike Oldfield, Alan Parsons, Ricky Martin, David Bisbal, Miguel Bosé, El Canto del Loco, El Barrio o, más recientemente, Sabina y Serrat, Raphael, Manuel Carrasco, Il Divo, Roger Hodgson (Supertramp) o Sting.
Aunque fue en el Festival de Música y Danza donde se apuntó sus mayores hitos, con voces como las de Montserrat Caballé, Alfredo Kraus, José Carreras, Ainhoa Arteta o Teresa Berganza, junto a algunas de las mejores orquestas e instrumentistas de la música clásica. Y todo ello lo moteaba con otros grandes nombres de otros estilos como Chick Korea, Philip Glass, Michael Nyman, Tete Montoliú, Pedro Iturralde, Suzanne Vega, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Les Luthiers, Tomatito, Michel Camilo, Enrique Morente, María Dolores Pradera, Pablo Milanés, Sara Baras, Pasión Vega, Antonio Canales, Ara Malikian, Gwendal, Luar na Lubre, Noa, José Mercé, Carlos Núñez, Miguel Poveda o El Cigala. Un lujo haber podido ver y escuchar a todos ellos y muchísimos más sin necesidad de salir de Úbeda.
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