Parte del alfarje recuperado.

'El cielo de San Lorenzo' brilla de nuevo

Finalizaron los trabajos de restauración del alfarje policromado del sotocoro de la iglesia, desarrollados en diferentes fases durante cinco años

Alberto Román

Úbeda

Martes, 1 de marzo 2022, 12:53

Después de cinco años de trabajo, por fin fue presentada la finalización de los trabajos de conservación y restauración del alfarje policromado del sotocoro de la iglesia de San Lorenzo de Úbeda. Es una fantástica constelación de pinturas mudéjares, fechadas entre los siglos XIV y XV, ya conocida como 'El cielo de San Lorenzo'. Al menos, así es como les gusta llamarla a los responsables de la Fundación Huerta de San Antonio, culpable de la restauración del templo y de su recuperación para la cultura. Escudos, leones rampantes, cruces, flores de lis, castillos almenados, santos, ángeles y anagramas se extienden sobre un firmamento de color bermellón. Pinceladas de azul, amarillo, negro y blanco, brillan como astros, decorando guirnaldas de flores, lacerías y dibujos geométricos.

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El sotocoro de la iglesia de San Lorenzo es una original estructura de madera policromada, configurada a modo de alfarje plano, con una superficie de 39,63 metros cuadrados. Está formada por vigas y listones de madera (jácenas y jaldetas), que sostienen un asombroso conjunto de tablas, decoradas con pinturas mudéjares de vivos colores y un fantástico repertorio iconográfico. Elementos de gran valor que permanecían ocultos tras una gruesa e ignominiosa capa de suciedad y deterioro, provocada por siglos de maltrato y abandono.

La profunda restauración de que ha sido objeto, llevada a cabo en varias fases y a lo largo de cinco años, ha hecho posible que hoy pueda contemplarse en todo su esplendor. En las policromías, realizadas al temple, predomina el estilo mudéjar de los siglos XIV y XV, con algunos trazos de epigrafía árabe que enmarcan el conjunto por dos de sus laterales. Están realizadas en tonos bermellones, negros, pardos y amarillos, azules y blancos, combinados con gran imaginación y libertad.

Se observa una decoración a base de lacería, motivos florales y dibujos geométricos, enriquecida con elementos figurativos y heráldicos singulares: leones coronados en posición rampante, cruces y flores de lis, castillos con torres almenadas, ángeles o anagramas que incorporan la letra 'M' en clara alusión a la Virgen María. Todos ellos enmarcados en gruesos tondos cuatrilobulados y ondulantes adornos florales. El conjunto del coro queda cerrado con una robusta viga y balaustrada de madera, ambas policromadas, que también han sido objeto de una cuidada restauración.

Para apreciar el minucioso trabajo llevado a cabo en el conjunto del alfarje de la iglesia San Lorenzo, nada mejor que comparar su actual aspecto con el estado que presentaba antes de la intervención.

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El largo periodo de decadencia que sufrió el monumento hizo especial mella en él. La humedad, los contrastes bruscos de temperatura a los que se vio sometido, agravados por las fogatas que se encendieron bajo el coro durante la guerra civil, son las agresiones más importantes que ha soportado. Las hogueras no solo tapizaron el entablamento del sotocoro con una gruesa capa de hollín. También levantaron ampollas en su policromía y llegaron, incluso, a carbonizar algunas de ellas. A esto hay que añadir la profunda desnutrición y el estrés físico de la madera, provocado por la implacable acción del tiempo y el olvido que ocultó el conjunto bajo una gruesa capa de suciedad.

El proceso de conservación y restauración se realizó entre 2017 y 2021. Cinco años en los que se acometió el proyecto en distintas fases: en la mitad sur del alfarje, en la mitad norte y, finalmente, en la totalidad del conjunto para conferirle mayor integración. Las primeras actuaciones, tras un estudio completo, fueron encaminadas hacia la consolidación estructural del soporte a base de resinas, así como a la limpieza y fijación de las policromías para detener su posible deterioro. Para, con posterioridad, proceder a potenciar las pinturas conservadas, sin añadidos estéticos ni cromáticos, y a realizar una limpieza química de la suciedad. Una labor que quedó finalizada con la nutrición y protección de las maderas mediante la aplicación de un barnizado con resina reversible.

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El último paso consistió en otorgarle mayor unidad estética al conjunto del alfarje, mediante la recuperación de volúmenes perdidos o desplazados, la unificación de capas de protección, sobre todo en maderas desnudas, y mediante una reintegración cromática puntual, considerando al máximo el original, con técnicas reversibles.

Este proceso de actuación se aplicó también sobre las policromías de la gran viga y la balaustrada de madera que remata el conjunto del coro. En él se tuvo en cuenta la mínima intervención y el respeto al original, por lo que solo se utilizaron técnicas y materiales inocuos y reversibles.

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El proyecto de conservación y restauración del alfarje se ha completado con una amplia documentación gráfica de todo el proceso y una ficha-memoria con la información de cada pieza para utilizar en caso de posibles intervenciones futuras. Ha sido realizado en su totalidad por la empresa segoviana ConservarArte, con un presupuesto global de 32.000 euros, que han sido aportados por la Fundación de la Caja Rural de Jaén (75%) y la Fundación Huerta de San Antonio (25%).

Para presentar el resultado de los trabajos, San Lorenzo acogió un acto en el que se contó con el historiador del arte José Manuel Almansa, quien expuso un breve estudio histórico del alfarje de madera del sotocoro de la iglesia de San Lorenzo. Asimismo, Sara Martín y Beatriz Rubio, de ConservArte, la empresa que ha llevado a cabo el trabajo de restauración, explicaron en qué ha consistido dicho proceso. Y también hubo música a cargo de Emilio Villalba y Sara Marina, quienes hicieron una recreación musical con instrumentos que aparecen representados en algunas de las tablas del alfarje y que tienen su propia simbología. Se contó igualmente con los hermanos Antonio y Manuel Berlanga Martínez, de la Fundación Huerta de San Antonio, y Luis Jesús García-Lomas Pousibet, gerente de Fundación Caja Rural de Jaén. 

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Asistentes al acto de presentación.
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