Domingo de Ramos de confinamiento y sin el Borriquillo en Úbeda
La hermandad tenía previsto cambiar las ruedas por costaleros en el trono de su titular, un proyecto que queda pendiente
Alberto Román
Úbeda
Sábado, 4 de abril 2020
Este Domingo de Ramos tenía que haber sido muy especial para la Real Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y María Santísima del Amor. Y es que, el trono del Cristo del Borriquillo, como se conoce popularmente a esta hermandad en Úbeda, iba a cambiar las ruedas por costaleros. En realidad no estaba cerrado al cien por cien cuando empezó a complicarse en España la situación a causa del coronavirus, pero era casi seguro. Así lo reconoce su hermano mayor, Diego Jesús Rodríguez Ruiz, a quien le gusta ser cauto en ciertos temas y no pasar a las palabras hasta que no tiene delante los hechos.
Publicidad
El trono estaba preparado, la gente también, e incluso se había nombrado un capataz, pero quedaban por pulir algunos pequeños detalles que desde la cofradía esperaban resolver en las semanas previas al Domingo de Ramos. Pero llegó entonces el periodo de confinamiento y la suspensión de la Semana Santa. Así que el año que viene se verá si este proyecto, que fue aprobado en asamblea general, llega a buen puerto. «Tenemos claro que se hará cuando las circunstancias sean favorables», asegura Diego Rodríguez, aludiendo sobre todo al hecho de contar con costaleros suficientes comprometidos con la hermandad.
«Dejo un trono restaurado entero por dentro, donde no se había intervenido en los últimos setenta años y que necesitaba un arreglo, y además lo dejo pagado», añade satisfecho el hermano mayor en la recta final de su segundo mandato de tres años. En días pasados tenía que haberse celebrado una asamblea general de elecciones a la que, por normativa, no podía volver presentarse. Así que habrá que esperar a que pase todo esto para saber quién coge el relevo. «Lo importante no es quién esté al timón, sino que todos rememos a una», asegura, alabando el trabajo y la actitud en las últimas semanas de quienes están a su lado. «Tengo una junta directiva que no me la merezco», afirma orgulloso y agradecido.
En su procesión, el Borriquillo tenía que haber estrenado también una cruz guía y dos faroles guía, cuatro banderines de tramo en la sección de la Virgen, compañeros al simpecado estrenado el año pasado, una bandera, también compañera, donada por una hermana y una corona de reina para la Virgen del Amor.
Afortunadamente, y gracias a la disposición de los proveedores que llevaron los plazos al extremo, la cofradía pudo anular los pedidos de las flores o las tradicionales palmas que suelen portar los hermanos (unas seiscientas). También fue posible deshacer lo correspondiente a la traca que anualmente ilumina el cielo sobre la Trinidad al acabar la procesión. Pero han tenido que asumir el pedido de cera, aunque no lo han podido recoger pues llegó unas horas antes de decretarse el estado de alarma. La guardarán para el año que viene, pidiendo consejo a la empresa de cómo conservarla en las mejores condiciones.
Publicidad
Por otro lado, la cofradía bajó el trono de la Virgen a la Trinidad, pues suele hacerlo con suficiente antelación, no sólo por protagonizar la primera procesión de la Semana Santa ubetense, sino para dejar el templo ordenado de cara a los cultos de cuaresma. Se montó entero, a falta de la imagen, la cera y las flores. Un motivo más por el que se quedarán «con la miel en los labios». Cuando pase esto tocará recogerlo todo.
Hoy domingo, según Diego, «la emoción estará a flor de piel». Será un Domingo de Ramos muy distinto al que todos los hermanos están acostumbrado a vivir, al son de los alegres toques de su banda de trompetas y tambores y las bellas melodías de la Banda del Amor. Las puertas de la Trinidad no se abrirán para revivir la entrada de Jesús en Jerusalén y en el estómago quedará ese «pellizco» de querer y no poder, mezcla de nostalgia y resignación.
Publicidad
El hermano mayor asegura que su misión hoy, un día tan peculiar, es intentar apoyar y animar a los cofrades, transmitiéndoles que «tenemos mucha vida para vivir muchas semanas santas» y, sobre todo, recordarles que «Cristo está en el corazón de todos». Algún detalle habrá hoy en las redes sociales de la cofradía para levantar los ánimos y los corazones. Comenzará así una Semana Santa virtual que muchos vivirán a través de las pantallas de ordenadores y móviles, con la añoranza de no poder estar en la calle.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión