Duende de Gaia y Pedro Sandoval se alzaron como vencedores del Certamen de Canción de Autor

De nuevo el talento rebosó en la iglesia de San Lorenzo, espacio recuperado para la cultura por la Fundación Huerta de San Antonio, que acogió en la noche del pasado sábado la séptima edición del Certamen de Canción de Autor 'Sabina por aquí'. Se trata del acto central, el corazón, de las jornadas que organiza el colectivo Peor para el Sol. Y llegó a su séptima edición tras un año de ausencia debido a la pandemia.

Cinco finalistas, seleccionados de entre numerosas inscripciones procedentes tanto de España como de Sudamérica, se disputaron los dos premios contemplados, uno otorgado por un jurado y otro por el público, consistentes en mil euros donados por el propio Joaquín Sabina y la grabación de una maqueta en su estudio privado de Madrid, además de un trofeo de cerámica realizado por Alfarería Tito evocando los sabineros 'peces de ciudad'. Para ello tuvieron que interpretar dos temas propio y un tributo al cantautor ubetense.

El premio del público fue para Duende de Gaia, dúo formado por la granadina Ana Amat y la linarense Rocío de la Paz. Y el premio del jurado lo recibió Pedro Sandoval, cantautor nacido en Colombia aunque mexicano de adopción. Las primeras defendieron un proyecto musical que iniciaron en 2018 basado en música de autor con sello propio, con letras que dicen cosas y que abordan temas sociales y diferentes valores. Con su firma ofrecieron 'Mi suerte' y 'La voz del despertar', y de Sabina se atrevieron con 'La del pirata cojo', llevándose a su terreno.

Respecto a Pedro Sandoval, obtuvo el favor del jurado gracias a una actuación en la que sorprendió con dos temas propios contundentes, 'Esta casa' y 'Ella', situados en la línea de cantautores como Silvio Rodríguez o Víctor Jara aunque actualizados a los tiempos en las formas y los modos. Y de Sabina apostó por un caballo ganador, 'Negra noche', que le permitió además lucir potencia de voz. Según confesó, tanto la canción como su autor le acompañan desde la adolescencia. Tras un viaje de muchas horas y muchos kilómetros, entre Toluca y Úbeda, llegó con la ilusión intacta y consiguió el galardón, que ahora espera lucir por España durante un mes, aproximadamente.

Los otros tres finalistas dejaron el pabellón altísimo durante una velada que tuvo al público atento y entregado de principio a fin. No es para menos cuando se le da la responsabilidad de otorgar uno de los dos galardones. Por un lado estuvo Francho Sarrablo, músico y cantautor aragonés muy comprometido con su tierra y con el folklore que hunde sus raíces en ella, quien llegó en formato banda acompañado por el bajo y los coros de Josemi Pasamar y el violín de Jaime Lapeña. Interpretaron 'Otra vez' y 'Besos de mordedura' como temas propios y una muy particular versión de 'Y nos dieron las diez' de Sabina.

Por otro lado se contó con la jovencísima Carla Lourdes, procedente de Ponferrada aunque lleva años residiendo en Vigo, por lo que se considera gallega de adopción. Llegó acompañada por Gonzalo Campanella, su guitarrista solista principal, y Raúl Ben, productor de los temas y segundo guitarrista. Y en este formato trío ofrecieron los temas propios titulados 'Mi Nueva Versión' y 'Si Es Contigo', junto con una versión de 'Tiramisú de Limón' que la intérprete dedicó a su padre, culpable de su afición por Joaquín Sabina.

Y también pasó por el escenario Pilu Velver, desde Madrid, quien se define como cantautora feminista LGTBIQA+ y 'artivista'. Muchos de los presentes ya la conocían, pues fue finalista de este mismo certamen en 2018. Lo suyo es un estilo indie folk con influencias del blues, la bossa, el jazz y la música clásica. Y con esos matices ofreció sus temas 'Pandemia' y 'La caverna', a los que añadió el sabinero 'Con la frente marchita'. Los tres finalistas se llevaron como premio el aplauso del respetable y tres trofeos-bombines realizados en cerámica por Alfarería Tito.

Tanto el público como el jurado coincidieron en señalar que optar por uno de los cinco participantes fue tarea complicada, dada la calidad de todos ellos y, en algunos casos, también las diferencias en cuanto a estilos. Esto demuestra el nivel que ha adquirido el concurso. Esta edición ha sido una de las más numerosas en lo que a inscripciones se refiere desde sus inicios en 2014, con medio centenar de propuestas recibidas. Junto al número de propuestas, también destacó el hecho de que se mantuviera estable el porcentaje de las llegadas desde países extranjeros. Este año alcanzaron casi un tercio del total y se repartieron entre México, Cuba, Chile, Argentina, Ecuador y Colombia.

Al respecto cabe destacar que el grupo cubano Ori Oni, integrado por Manuel Sánchez, Carlos Vega, Rafael López y Miguel Osorio, y que fue seleccionado como finalista, tuvo problemas en su país a la hora de tramitar su desplazamiento a España, por lo que hubo que echar mano de un suplente. Para ellos hubo un recuerdo muy especial al inicio del concierto con la proyección de un vídeo con el que, al menos, estuvieron presentes a través de la pantalla. Y Pedro Sandoval les dedicó unos versos antes de comenzar su actuación, con los que pidió «que se borren las fronteras».

El jurado estuvo presidido por el director de la Agrupación Musical Ubetense y profesor del Conservatorio de Úbeda, Rafael Martínez Redondo, y le acompañaron Federico Doncel, David Castro y Paco Vilches, como expertos en música, producción y espectáculos, así como Agustín Cabrera, Cecilio Aguilera, Miriam Monforte y José Ángel Molina, en representación del colectivo Peor para el Sol.

Es espectáculo, conducido por los periodistas Victoria Jiménez y Alberto Román, concluyó cumpliendo con la tradición de todas las ediciones, esto es, con los cinco finalistas entonando juntos 'Peor para el sol' y añadiéndose en la parte final los integrantes del colectivo organizador. Sonoros aplausos premiaron tanto talento y tanto esfuerzo y pusieron el punto y final a unas jornadas que han inundado de actividades dos semanas completas, resultando todas ellas de gran éxito.

Pero la noche no acabó con el concurso ya que, mientras deliberaba el jurado y se hacía recuento de los votos emitidos por el público, como es habitual actuó un artista invitado, que en este caso fue Marwan, quien puso la guinda a un delicioso pastel de palabras hechas música. El autor y poeta ha conseguido que la gente se identifique con lo que canta y lo que escribe, logrando que lo íntimo pase a ser universal. Eso, junto al boca a boca y a un trabajo incesante como artista independiente, ha hecho que se haya convertido en todo un fenómeno y que sea considerado como una de las principales voces de la canción de autor en España y Latinoamérica.

En San Lorenzo dio buena muestra de su manera de unir música y letra ante un público que le tenía ganas. Solo con su guitarra, levantó el vello y los corazones, y puso a cantar a todo el mundo como quien está convendido de que las canciones no son de uno sino de quien las escucha y las hace suyas. Presentó algunas de su último disco 'El viejo boxeador' y repasó otras de sus trabajos anteriores.

Como agradecimiento recibió el 'joaquinote', escultura en hierro realizada por Forja Tiznajo y que representa a Sabina y al logotipo de las jornadas, la cual se suele entregar a los artistas invitados del concurso. Y después del recital no tuvo problemas en firmar discos a los presentes y también ejemplares de sus poemarios que, dicho sea de paso, vende por decenas de miles y han sido traducidos a varios idiomas.

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