Alberto Román
Úbeda
Domingo, 12 de abril 2020, 12:33
Ante las circunstancias excepcionales que se dan en estos días debido al coronavirus, la Real Archicofradía de Nuestra Señora de Guadalupe anunció el sábado la suspensión de su romería del 1 de mayo con la que la patrona, como es tradicional, debía regresar a la ciudad de Úbeda procedente de su santuario del Gavellar, con parada en la aldea de Santa Eulalia. Igualmente ha quedado anulado el pregón previo, previsto para el 25 de abril y que iba a pronunciar el ubetense Juan Antonio Soria Arias. Todo ello «siguiendo las recomendaciones de las autoridades competentes a nivel nacional, autonómico y local, así como de la iglesia, a través del Obispado de Jaén, con la intención de velar y salvaguardar la salud y el interés general de los ciudadanos».
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Aunque lo más llamativo del comunicado remitido por la hermandad bien entrada la noche del sábado fue el anuncio del traslado, horas antes, de la imagen de la Chiquitilla del Gavellar a su capilla de la Basílica Menor de Santa María María de los Reales Alcázares de Úbeda. Una medida que se tomó ante la imposibilidad de hacerlo durante la romería y para que la talla esté más segura y vigilada, pues desde el decreto del estado de alarma no hay visitas al santuario ya que no está abierto y no se desarrollan las habituales eucaristías.
La Real Archicofradía pidió para ello la autorización del capellán y rector de la Basílica de Santa María, y además puso estas medidas en conocimiento del Ayuntamiento de Úbeda y del Obispado de Jaén, que mostraron su respaldo. El traslado se comunicó además a las autoridades competentes, pidiéndose los permisos oportunos, y se hizo con el mayor de los respetos hacia un símbolo religioso tan importante para tantos ubetenses.
En el proceso, junto al hermano mayor, Miguel Ráez, colaboraron la alcaldesa de Úbeda, Antonia Olivares, y el presidente de la Unión de Cofradías de Semana Santa, Felipe Torres, además de otros miembros de la hermandad y alguna persona que documentó tan inusual acontecimiento para luego hacerlo público a todos los hermanos, fieles y ciudadanos en general. No se anunció previamente para evitar que a alguien se le ocurriera dirigirse al Gavellar o a Santa María.
La imagen de la Virgen de Guadalupe quedó así el sábado en su capilla ubetense, donde la Real Archicofradía le pidió «que nos ayude a ser buenos samaritanos para nuestros hermanos y hermanas que padecen la enfermedad y el sufrimiento, y que sea nuestro amparo en estos días difíciles que estamos viviendo». La hermandad lamentó además las decisiones adoptadas y sus consecuencias, reiterando que fueron tomados para salvaguardar la salud de todos los ciudadanos.
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La decisión y las imágenes, lejos de quedar en algo inusual o hasta anecdótico como en principio se podía esperar, vienen generando decenas de comentarios en redes sociales, donde se cuestionan las formas, la urgencia, las prioridades e incluso alguna ausencia de medidas de seguridad frente a un posible contagio. Hay opiniones para todos los gustos. Ante ello, personas cercanas a la Real Archicofradía reiteran que la decisión, pese a ser dura, era la mejor que se podía tomar dadas las circunstancias, remarcando además que todo se ha hecho de la manera más correcta posible.
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