Luis Manuel Ruiz ofreció una personal Exhortación de la Semana Santa

Fue presentado por Miguel Angel Romero Delgado, buen amigo y capataz del paso del Prendimiento, quien no escatimó en halagos para el exhortador, destacando, desde la admiración, su valentía en las decisiones, su compromiso en todo lo que se implica y su entrega incondicional para fortalecer los pilares sobre los que se sustenta su vida a nivel personal, profesional y confesional.

Luis Manuel Ruiz subió al escenario para relatar sus vivencias cofrades y narrar cómo éstas han influido a la hora de forjarse como persona. Contó así cómo él, «más baezano que un virolo», llegó al Prendimiento de Úbeda, concretamente a su cuadrilla de costaleros, atendiendo a la petición que hace años le hizo quien unos minutos antes le había presentado ante ese mismo atril. Y ello después de haber aparcado durante un tiempo su actividad cofrade. «Ahí estaba otra vez, respondiendo a ambas llamadas, la de mi capataz y la de Él, el de los ojos azules», relató, añadiendo que tenía mucho que agradecer a la hermandad pero, sobre todo, «haberme permitido conocer a muchas personas, y de todas guardarme algo para mí».

Antes dedicó unos minutos a hablar de tantas cosas como han pasado en el último año, del tiempo que se ha perdido pero también de todo lo que se ha ganado, por ejemplo, a nivel de solidaridad. Y recordó que las hermandades han vuelto a estar ahí cuando se las ha necesitado. «Este año los cofrades tenemos la oportunidad de demostrar que una cofradía es mucho más que salir en procesión; abramos nuestras puertas y mostremos al mundo qué es una hermandad», dijo en relación a la inminente Semana Santa, invitando a todos a disfrutar de estos días atípicos que nos ha tocado vivir con la mayor normalidad posible y con todas las medidas de seguridad, participando de los actos y cultos preparados por las distintas hermandades y visitando a sus titulares.

No faltaron alusiones a sus orígenes cofrades en la vecina y hermana localidad de Baeza gracias a lo que le inculcó su familia, sobre todo su padre. Y también se refirió a su afición por cantar, que le viene de su madre, lo cual le ha hecho interpretar alguna que otra saeta. De esta forma, la música estuvo presente en el acto, pero esta vez por voz de dos buenos amigos, Jorge Carrasco Ponce y Juana María García, con una versión de la 'Saeta' de Machado. Acompañó al piano José Manuel Cano Gómez, que intervino en otros momentos en solitario y junto a sus compañeros de la Camerata Boheme.