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Alberto Román
Úbeda
Domingo, 10 de abril 2022, 11:41
Una nueva Semana Santa está a punto de suceder. La más especial. No solo por lo que supone de reencuentro con la historia, la fe y la tradición, sino también, y sobre todo, por lo que conlleva de regreso a las calles tras unos años oscuros, vividos de puertas para adentro. Anoche se encargó de anunciarlo Manuel Madrid Delgado con un pregón colmado de esperanza y de profundas reflexiones sobre lo que une a miles de ubetenses que han dejado de soñar otra Semana de Pasión para vivirla intensamente.
Había ganas de escuchar al pregonero de este año, el primero designado por el nuevo presidente de la Unión de Cofradías, Luis Carlos Martínez. Se notó una vez más que hay necesidad de sentir todo lo que rodea a las cofradías. Un abarrotado auditorio del Hospital de Santiago dio muestra de ello. La expectación era mucha, pues es más que conocida la capacidad de Madrid Delgado a la hora de hilar palabras y sentimientos, de dar en el clavo sin esconder el martillo, de traer la esencia del pasado al presente, de expresar con sencillez lo que cuesta trabajo contar a viva voz porque pertenece al ámbito de las emociones. Y la Semana Santa es un tema que ofrece muchas posibilidades para todo ello. Cumplió con creces.
De presentar al protagonista de la noche se encargó Alfonso Moreno Mira, quien no escatimó en elogios para su amigo, un hombre cabal, capaz de contar la Semana Santa desde dentro pero también como si la mirara desde fuera. Fue una presentación surgida del corazón, un abrazo conformado por palabras, en el que destacó su compromiso, como persona y como cristiano, su capacidad de trabajo allá donde ha estado y su calidad humana. También su maestría a la hora de plasmar ideas y sentimientos sobre el papel, más aún si tienen que ver con Úbeda y sus tradiciones, como buen conocedor de la obra de Juan Pasquau.
Entre aplausos, Manuel Madrid subió al escenario con un telón de fondo decorado con las banderas de todas las hermandades ubetenses y de la propia Unión de Cofradías, organizadora del acto. Ocupó el tradicional atril de cerámica verde ubetense rodeado de elementos con los que quiso resumir parte de su trayectoria semanasantera y lanzar guiños a tantas cosas que han sido y son importantes en su vida. En el centro el pendón de Jesus Nazareno y a un lado su túnica del Cristo de la Noche Oscura, sus dos cofradías, representadas asimismo por el paño con el rostro de Cristo que porta la imagen de la Verónica y varias tulipas y faroles, junto a otros enseres.
Siendo hermano de la Real Archicofradía de Nuestra Señora de Guadalupe, no faltó una imagen de la patrona de Úbeda, en este caso una escultura en terracota del alfarero Paco Tito realizada para el campamento de los Jóvenes de Acción Católica (JAC) en la playa de La Barrosa, donde el pregonero creció, también en amigos y valores. La antigua bandera del colectivo sirvió igualmente de elemento ornamental.
El pregón, iniciado con una grabación del 'Miserere' de Allegri, se sostuvo firmemente sobre tres palabras, «estar, ser y creer», que Madrid Delgado pronunció en la introducción y que, a modo de hilo argumental, sirvieron para estructurar un discurso plagado de detalles. Se dividió en tres partes, en las que fue desarrollando cada uno de estos conceptos. Y cada una comenzó describiendo una imagen.
La de «estar» fue una fotografía del Viernes Santo de 1978, con el pregonero vestido con la túnica de Jesús por primera vez. La parte de «ser» describió una estampa del Viernes Santo de 2010, con su padre llevando la túnica morada por última vez, cogiendo de la mano a su nieto Manuel, el hijo de Manuel Madrid. Y la de «creer» describió a dos personas muy importantes en su vida, Antonio Gutiérrez 'el Viejo' y Manolo Molina, recordados responsables de JAC, el primero rezando ante la Virgen del campamento y el segundo con sus charlas formativas que tanto sembraron y florecieron en tantos jóvenes.
Estas imágenes le sirvieron para tirar de recuerdos y experiencias, para hablar de pasado, presente y futuro, pero, sobre todo, para reflexionar desde lo más hondo sobre el compromiso cristiano de los cofrades como abanderados contra el dolor del mundo. Aludió así a la oportunidad de encontrarnos con nuestro propio ser que nos ofrece la túnica, a la concepción de las cofradías tradicionales como instrumentos para creer y al simbolismo de los tres momentos culminantes del Viernes Santo (Jesús, Expiración y Soledad) como la asamblea general anual de los cristianos ubetenses que decía Juan Pasquau.
Manuel Madrid encabezó la última parte de su pregón con la palabra «eternidad», y en base a ella hiló un homenaje a la procesión general, que celebra su 125 aniversario, sintetizando a la vez las tres antes citadas. Para todo ello contó con la colaboración del músico y compositor ubetense Cristóbal López Gándara, quien interpretó al piano, en diferentes momentos, fragmentos de marchas como 'Nuestra Señora de Gracia', 'Amor', 'Desconsuelo', 'Miserere', 'La Expiración', 'Stabat Mater', 'Bajada de guiones' y 'Eternidad'. Tal y como comenzó, finalizó el pregón de nuevo con el 'Miserere' de Allegri.
El público, puesto en pie, premió con sus aplausos una brillante intervención, con momentos realmente emocionantes, que hicieron a todos revivir una Semana Santa que a partir de este domingo volverá a ser una realidad en las calles de Úbeda. Posteriormente, el pregonero recibió algunos obsequios, como los que le entregaron el presidente de la Unión de Cofradías, Luis Carlos Martínez, y la hermana mayor de Jesús Nazareno, Francisca Javiera Leiva. Curiosamente, los tres entraron a formar parte de la cofradía del Viernes Santo el mismo día, el 16 de mayo de 1976.
En el transcurso del acto, que fue conducido por Alfonso Miranda, se le entregó la Medalla de Oro de la Unión de Cofradías a Felipe Torres Villalba, su anterior presidente, quien asume ahora la condición de emérito. E intervino la Agrupación Musical Ubetense, dirigida por Rafael Martínez Redondo, interpretando desde el coro la marcha 'Agrupación de Cofradías' de Manuel Antonio Herrera Moya, como introducción con todos los hermanos mayores de las cofradías ubetenses sobre el escenario. Y a petición expresa del pregonero sonó el 'Miserere' de Don Victoriano, pero recreándose además la salida de Jesús Nazareno con el sonido de la campanilla, los lamentos y los tres típicos golpes en la puerta de la Consolada.
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