Una noche abierta a la historia y a la cultura

Úbeda vivió con intensidad su 'Noche del Patrimonio', una iniciativa que se desarrolló el sábado a partir de las nueve y de forma simultánea en las quince ciudades Patrimonio de la Humanidad de España. El grupo que las aglutina puso en marcha la iniciativa en 2018 y, debido al éxito obtenido, se ha convertido en una cita anual ineludible y muy esperada por los ciudadanos. El sábado volvió a quedar de manifiesto con decenas de personas disfrutando de la cultura, los espacios patrimoniales abiertos y las actividades paralelas. La cita se dividió en tres apartados, que fueron Escena Patrimonio, Abierto Patrimonio y Vive Patrimonio, cada uno de los cuales contó con una variada programación, teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad y las condiciones sanitarias.

Escena Patrimonio volvió a convertirse en un espacio único para la presentación y creación de espectáculos en lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, brindando la extraordinaria oportunidad a artistas de todas las comunidades autónomas y también internacionales, de habitar y dialogar con estos grandes vestigios del pasado y del presente.

Desde hace tres años, en Úbeda, esta plataforma sirve también para dar a conocer el talento de artistas ubetenses que andan por esos mundos haciendo cosas muy interesantes. Y esta vez se contó con un espectáculo creado expresamente para la ciudad por Jerónimo Maesso, reconocido por sus composiciones musicales para los grandes de la danza de este país, quien dedicó a su pueblo una propuesta muy íntima y especial relacionada con sus raíces.

Actuó en dos pases en el auditorio del Hospital de Santiago junto al magnífico bailarín y coreógrafo canario Javier García Arozena, presentando 'Úbeda, de verde plata'. Se trató de una obra de algo más de veinte minutos, en la que el ubetense ha estado trabajando durante cinco meses, y que pretendió describir musicalmente sus emociones y sensaciones de la Úbeda de su niñez y adolescencia. También la Úbeda del sur en la que, según finalizó, quisiera descansar para siempre.

Por otro lado, en el apartado Abierto Patrimonio se logró abrir al público, en horario especial, un total de 19 espacios monumentales de la ciudad, entre lugares religiosos, palacios y centros de interpretación. Algo que se aderezó con conciertos, espectáculos, catas, visitas guiadas, exposiciones y hasta una observación atronómica.

Este año se sumaron tres espacios con respecto a la anterior edición, tales como el Museo Arqueológico, el Convento de la Concepción de las Carmelitas Descalzas (con su colección de obras de arte 'Tesoros de clausura') y la iglesia del Convento de Santa Clara. Se unieron al Centro de Interpretación Olivar y Aceite, Palacio Vela de los Cobos, Sinagoga del Agua, Museo de San Juan de la Cruz, Sacra Capilla del Salvador, Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, Iglesia de San Nicolás y Casa Andalusí, planificándose una serie de visitas guiadas, alguna adaptada por primera vez a lengua de signos para hacer más accesible la iniciativa.

El último bloque, Vive Patrimonio, también ofreció interesantes propuestas para el público, como el taller a cargo de la Asociación Astronómica Quarks 'Conoce nuestro satélite natural: la Luna' en la lonja del Hospital de Santiago, el concierto del Quinteto de la Agrupación Musical Isaac Albéniz en el patio del Palacio Anguís de Medinilla, recorridos por el Centro de Interpretación 'Las Murallas de Úbeda' (torreón de la Cava) y el campanario de la Torre del Reloj, el concierto en la iglesia de Santo Domingo a cargo del coro Llama de Amor Viva, la cata de AOVE en el Parador de Turismo, el taller 'Casa visigoda' a cargo de Semer Turismo en el Museo Arqueológico o la exposición de moda de la diseñadora Cristina Garrido en los Honrados Viejos del Salvador.

Para desarrollar todo ello se contó con un gran grupo de voluntarios, en el que se incluyeron alumnos de Safa y del IES Los Cerros o miembros de la Unión de Cofradías de Semana Santa o de la Asociación Úbeda por la Cultura. Su papel fue fundamental a la hora de analizar desde una visión histórica y artística los edificios que se abrieron al público, además de gestionar los pases y el aforo de cada espacio.

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