Las personas que no dudan de la autenticidad de la Sinagoga como el vestigio judío más importante de la ciudad ubetense y de muchos, muchísimos kilómetros a la redonda, algo que cada vez está tomando más cuerpo con argumentos sólidos y concluyentes, tienen claro que este acontecimiento que se repite una vez al año no es fruto de la casualidad. Según defienden, la entrada de los rayos de luz justo el día del solsticio de verano tuvo que ser algo premeditado y tenido en cuenta a la hora de habilitar esta sala excavada en la roca hace siglos, con la intención de dar mayor simbolismo al acto de purificación.
Mucho tiempo después, el fenómeno se repite gracias a la recuperación de este lugar. La Sinagoga del Agua fue descubierta hace unos años por el empresario Fernando Crespo durante una intervención realizada en cinco inmuebles situados en el corazón del centro histórico ubetense. Pretendía transformar las antiguas viviendas en apartamentos, locales comerciales y aparcamientos. Pero aparecieron diversos elementos como arcos, una galería de columnas y el posible baño ritual, lo cual le llevó a modificar el proyecto inicial y primar la recuperación del lugar que podría ser una Sinagoga anterior al siglo XIV.
Durante las obras, iniciadas en 2007, hubo varios detalles que llamaron la atención. Por un lado los restos de lo que debió ser una ventana con su correspondiente reja en el suelo de la planta baja. Y por otro lado un muro perimetral exterior más bajo de lo normal. Afortunadamente ambos elementos se respetaron en el transcurso de las actuaciones. Y paralelamente, oculto en lo que se pensó que era una antigua bodega, apareció entre escombros el baño de purificación o mikvéh, un hueco escalonado excavado en la roca, dónde el nacimiento del agua cristalina y su continuo movimiento es natural, aunque siempre está al mismo nivel.
Así, sólo bastó que llegara el 21 de junio de aquel año para que todo adquiriera mayor sentido. Los rayos del sol llegaron al interior gracias a que el muro del patio no era muy alto, y lentamente entraron en la planta inferior gracias a la ventana del suelo, primero un pequeño hilito y luego varios hasta generar un haz de luz como procedente de un potente foco que acabó reflejándose en el agua viva e inundando el oscuro lugar de una luminosidad cálida y una especie de niebla de tonos verdosos.
La primera vez que se observó este fenómeno fue inolvidable para todos los presentes. Y desde entonces, todos los años, cuando llega la fecha, reviven ese momento que, supuestamente, había permanecido sepultado bajo escombros durante siglos. Merece la pena verlo. La próxima cita será el 21 de junio de 2012 (un par de días antes y un par de días después también se puede ver, aunque con menor intensidad).La Sinagoga del Agua se encuentra en la esquina de las calles Roque Rojas y Las Parras de Úbeda y propone un viaje en el tiempo por las culturas que durante siglos enriquecieron el sur de España. Una vez que se atraviesa la llamada Puerta del Alma el ambiente parece cambiar. En este punto incluso se cruzan las varillas de metal que utilizan los zahoríes, quizá porque el agua fluye bajo el suelo abasteciendo los pozos existentes.
Contiene un espacio principal de grandes arcadas con una galería superior donde, presumiblemente, las mujeres seguían las ceremonias. También hay un patio porticado, una bodega y hornos. Y un pasadizo desemboca en la zona del baño ritual con su pequeño estanque, auténtico corazón de la Sinagoga. Es la única conocida en la que conviven en un mismo lugar el espacio de culto, la Sinagoga propiamente dicha y el mikvéh. Al igual que ocurrió con el inmueble contiguo, el edificio pudo estar ocupado posteriormente por la Inquisicion.
Desde su apertura y la organización de visitas guiadas gestionadas por la empresa de servicios turísticos Artificis, ha despertado un gran interés entre el público en general y más aún entre las comunidades judías de todo el mundo. Muchos de sus miembros se han desplazado hasta Úbeda sólo para conocerla. Y se tiene previsto promover estudios que puedan confirmar su autenticidad. No obstante, personas entendidas en la materia no han dudado en certificarla. Es el caso de un grupo de expertos judíos en artes sefardíes que la visitaron hace unas semanas, procedentes de los Estados Unidos, y que se marcharon convencidos de su origen.