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Unos 20 chicles por metro cuadrado

Una cosa tan simple e inocente como comer chicle se está convirtiendo en un serio problema de limpieza en algunas calles de Úbeda. Aunque la cuestión no está en el hecho de mascarlo, sino en el momento en el que la goma pierde su sabor o su utilidad y hay que deshacerse de ella. Y es que, la mayoría de las veces, la pequeña masa pegajosa acaba estampada en el suelo tras ser escupida por su propietario momentáneo. Y sólo basta que el sol, los pisotones, el calor o el paso del tiempo hagan efecto para que quede en la losa de por vida como una mancha negra imposible de limpiar totalmente.

Alberto Román Vílchez

Miércoles, 11 de mayo 2016, 15:57

Para saber de la enjundia de lo que estamos hablando sólo hay que dar un paseo por las consecutivas calles Obispo Cobos y Mesones, recientemente remodeladas y peatonalizadas. Es de vergüenza. No en vano, hay tramos en los que se pueden ver alrededor de 20 chicles por metro cuadrado o, mejor dicho, 20 manchas dejadas por lo que un día fueron chicles arrojados al suelo. Y lo peor de todo es que no se van, ni siquiera raspando durante muchos minutos ni utilizando caros productos abrasivos. Siempre queda un cerco negro.

Calles peatonales

Este hecho afecta en mayor medida a vías peatonales, pues es directamente proporcional al número de personas que pasan diariamente por la calle en cuestión. Además, la mancha es más visible sobre una losa clara de piedra o de granito por la que transitan los peatones que sobre un adoquinado oscuro o una capa de asfalto por la que circulan vehículos. Y el problema se multiplica cuando hay en las inmediaciones establecimientos de hostelería y terrazas, pues es habitual que muchas personas arrojen el chicle a la calle antes de entrar a un local para comer o beber algo.

En lo concerniente a las calles Obispo Cobos y Mesones, las manchas de chicles se pueden ver en todo su trazado, aunque sorprende pararse a mirar al suelo en un tramo concreto: el que une el final de Mesones con el edificio de los sindicatos (la fotografía que ilustra esta noticia ilustra también la situación). Coincide que allí, entre bancos y establecimientos comerciales, hay una terraza, una heladería-cafetería y un 'punto caliente' de pan, dulces y bollería.

Opiniones

«No me imaginaba que la gente pudiera comer tanto chicle», aseguró un peatón al que invitamos a mirar al suelo. «Parece mentira que las losas de esta calle no lleven puestas ni un año», comentó a otro. «Somos unos guarros», añadió su acompañante. Y la verdad es que da para pensar. Aunque lo que más da es vergüenza, propia o ajena, según si se ha tirado un chicle alguna vez.

La propietaria de un establecimiento de la zona comentó un aspecto a tener en cuenta. Según dijo, metiendo a todo el mundo en el saco, «estamos acostumbrados a tirar cualquier papelito o envoltorio a la calle y no a la papelera, porque tarde o temprano se limpia, bien por los barrenderos y las máquinas barredoras o por los propios dueños de las tiendas que barremos delante de nuestros escaparates».

Pero tal y como añadió, el problema con los chicles es que, aunque se quite la masa de goma (no sin esfuerzo) o alguien se la lleve pegada en el zapato, la mancha ennegrecida se queda. Y así un día, y otro, y un chicle y otro, hasta dejar el lugar que hemos citado en las lamentables condiciones en las que está. «Es como si nadie barriera los papelitos que tiramos, con lo cual al cabo de semanas o de meses no se podría ni pasar», apostilló esta dueña de un comercio.

El Ayuntamiento inicia una campaña de limpieza general

Ante esta situación el Ayuntamiento ha iniciado una campaña de limpieza integral en la ciudad, y no sólo por las manchas de chicles, sino también por las pintadas en fachadas y mobiliario urbano, las pegatinas en farolas, bancos y papeleras, y un largo etcétera de hechos incívicos que mantienen algunos entornos en condiciones deplorables. Aunque, claro está, según se recuerda, la colaboración ciudadana es imprescindible para que esto no ocurra y no haya que tomar este tipo de medidas.

Existe un informe de la Brigada Verde (servicio municipal de medio ambiente) que detalla el pésimo estado en el que se encuentran muchas calles y plazas y que recomienda intervenciones contundentes. Al respecto, los concejales de Mantenimiento de las Infraestructuras y Servicios Municipales y de Medio Ambiente, José Antonio Jiménez Soria y José Luis Romera Vizcaíno, respectivamente, quisieron dar un «tirón de orejas» a quienes son «los dueños de la ciudad: los ciudadanos». Y es que, dijeron que no se pueden permitir casos como el de las calles Mesones y Obispo Cobos, que han sido remodeladas de forma integral hace muy poco tiempo.

Además, recordaron que precisamente estas dos vías, eminentemente comerciales, «dicen cómo es Úbeda a la gente que viene de fuera a hacer sus compras», con lo cual, hoy por hoy, dicen muy poco. «Estas calles son el espejo de la ciudad, y el lema Úbeda Limpia Interesa hay que llevarlo a efecto», aseguraron ambos ediles, añadiendo que «si queremos presumir de Úbeda hay que empezar a cuidarla».

Según anunciaron, en ambas vías, que definieron como «calles con lunares» por los chicles, se están probando distintas máquinas, técnicas y productos para ver cual es la fórmula de limpieza más efectiva. Y una vez que se analicen los resultados, se estudiará la fórmula de llevar esta campaña a otros puntos de la localidad.

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