EFE
Miércoles, 11 de mayo 2016, 15:30
En declaraciones a los periodistas antes de la inauguración de los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), en la sede Antonio Machado de Baeza, Sabina ha considerado que los intelectuales, escritores y poetas hacen lo «único» que pueden hacer, «que se llama el sagrado derecho al pataleo, y luego ponerle alguna gota de belleza al viejo y hermoso idioma español si se puede y también tocarle el corazón a la gente».
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«Las poesías y las canciones no cambian el mundo a corto plazo, pero sí ponen un hombro donde llorar el desvalido, masajean el corazón del desgraciado, las canciones de amor que no son de amor, sino de desamor, acompañan al feo, al triste, al que no quiere nadie», ha afirmado.
El cantautor ubetense ha subrayado que «se podría vivir sin canciones, pero sería un mundo horroroso», y ha añadido que «no sé si un antídoto ni una vacuna, pero sí es un analgésico, y a veces un enervante».
Tras estas declaraciones, Sabina ha inaugurado los cursos de verano de la UNIA en Baeza con un formato dialogado con su amigo el poeta granadino Luis García Montero, quien ha reivindicado «la enseñanza como una experiencia humana que no tenga que ver con la tecnocracia, sino con la libertad y con el conocimiento compartido».
Diálogo
García Montero ha formulado una serie de preguntas a Joaquín Sabina, entre ellas sobre la relación de las ciudades jienenses de Úbeda y Baeza, de las que ha dicho que «se parecen demasiado», y ha recordado a Antonio Machado en sus paseos por el «caminito» entre ambas localidades, «un caminito que une más que separa».
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Ha defendido su etapa en Granada, donde estudió (pero no terminó) Filología Románica, y ha calificado su estancia en esta ciudad como «años muy transformadores, una experiencia maravillosa, Granada era el paraíso soñado para el niño que era yo, era Babilonia, era Nueva York».
Ha resaltado su etapa como «lector apasionado» de poesía, sobre todo de Garcilaso de la Vega, del que ha dicho que es «un poeta completamente moderno», y de Quevedo.
García Montero le ha recordado que en medio de Garcilaso de la Vega y de Quevedo entró en contacto con la política, se acercó al Partido Comunista para protestar contra el franquismo y se exilió a Londres, exilio del que ha relatado que «fue mitad voluntario, mitad cobarde, nada heroico», porque se fue con una novia inglesa.
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Ha reconocido la influencia que han tenido en su música autores como Brassens, Bob Dylan y Leonard Cohen, «grandísimos poetas contemporáneos» que espera que les den el Premio Nobel «de una puta vez».
Y pese al respaldo que tiene en cada concierto del público ha precisado que le gusta «mucho ser el hombre invisible y la soledad».
Tras leer 'La canción más hermosa del mundo', ha reconocido que le cuesta «horrores» escribir en prosa, por lo que se decanta por el verso satírico, aunque ha finalizado su intervención con un texto en prosa recordando las letras y la historia de buena parte de sus canciones, algo que han agradecido los asistentes con un rotundo aplauso.
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