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El ritual de Guadalupe Plata

El ritual de Guadalupe Plata

En sus distintos apartados, la programación de la Feria de San Miguel ha venido reservando algunos huecos a la música con acento ubetense, a los intérpretes y grupos de aquí, de diferentes estilos y públicos. Una de las citas más esperadas se concretó en la noche del pasado miércoles en la Caseta Municipal del recinto ferial con la actuación de Guadalupe Plata, que bombardeó a la concurrencia con su particular sonido, cada vez más primigenio y adictivo. 

Alberto Román Vílchez

Miércoles, 11 de mayo 2016, 13:48

Lo saben quienes han tenido la oportunidad de ver a estos tres 'personajes' en directo, hábitat natural de la banda, pues sus conciertos se convierten en una especie de ritual en el que no hay palabras, ni gestos, ni aspavientos, ni símbolos... sólo música, pura y dura, que hace vibrar el suelo para subir después por las piernas inquietas de todos sus fieles, quienes no cesan de marcar el ritmo, y llegar directa a las entrañas, generando un éxtasis colectivo invocado por el patinador 'slide' de Perico, la batería-apisonadora de Jimena y el machacante bajo-barreño de Paco Luis.

Entre la estridencia ruidosa del ferial, la Caseta Municipal sonó el miércoles contundente. Nada podía parar esa locomotora convertida en música que son los Guadalupe Plata, más aún con los temas de su segundo disco a través de los cuales el grupo, lejos de evolucionar, involuciona para escarbar aún más en los orígenes de sus evidentes influencias. Paradójicamente, son pasos hacia atrás que a ellos les sirven para avanzar. Han logrado un sonido más 'guarro' (si se me permite la expresión), más robusto, más básico, pero que a la vez encierra una complejidad técnica, de ejecución, que queda patente en todas y cada una de sus actuaciones.

Un reducto en el ferial

Ante sus paisanos dejaron patente el motivo por el cual son tan esperados en cualquier lugar de la geografía nacional en el que se les programa, ya sea en una pequeña sala de conciertos o como parte del cartel de un macro festival. Sudaron la camisa, y entre el bullicio feriero convirtieron la Caseta Municipal en una pequeña aldea de irreductibles 'guadalupanos' que lucharon contra las legiones del 'reggaeton' y el 'gangnam style' utilizando una pócima mágica elaborada a base de hervir a fuego lento las raíces más profundas del blues y el rock. Así, terminó una noche victoriosa que hubo que celebrar con un gran banquete. Aunque, claro, estando en Úbeda y en feria, no hubo jabalí asado sobre la mesa, sino una buena rosca de churros. Es lo que tiene cuando uno, en lugar de navegar por los sonidos del Mississippi, se pierde por esos cerros de Úbeda.

Los chicos de Guadalupe Plata fueron los encargados de poner el broche de oro a una noche de música local gracias al Úbeda Youth Music Festival con el que el Ayuntamiento quiso dar cancha a intérpretes y bandas ubetenses, ofreciéndoles la oportunidad de tocar y aportando como aliciente un premio de 500 euros para la mejor propuesta valorada por un jurado, integrado por profesores de la Escuela Municipal de Música.

Música de aquí

Sobre el escenario hubo de todo en cuanto a estilos y formas de entender la música, aunque sobre todo se vio ilusión y ganas de transmitir. Actuaron Khaos Children (death metal melódico), Dani y Cristina (pop/flamenco), DJ Gera y DJ Eva (rap/funk/reggae), MK Ultra Cuts (rap/electrónica), Trhee Sound (rap), Lvoces (rap), Lukas Layton (indie/pop), Facktory UB (metal) y Los Forajidos (rock). Éstos últimos dieron un gran nivel a la noche, demostrando tener bastante experiencia y una ruta bastante encaminada, por lo que el Ayuntamiento, a través del concejal de Juventud, Fernando Navas, asesorado por el jurado, se comprometió a reservarles un hueco para un concierto propio aprovechando la carpa que se suele instalar en la plaza de toros de cara al Carnaval. Y el premio, teniendo en cuenta que se dirigía a músicos noveles que dan sus primeros pasos, se entregó a Facktory UB, banda que destacó por sus versiones de temas de rock duro.

Lo que sí quedó de manifiesto es que Úbeda tiene mucho que decir en cuestiones musicales, pues impresiona la cantidad de grupos e intérpretes que dedican su tiempo libre a ensayar, componer e interpretar. Siempre fue así, y sigue siéndolo, aunque haya quien se empeñe en no verlo.

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