Europa Press
Miércoles, 11 de mayo 2016, 13:38
Pasquau defiende que Matías Verneda «se parece mucho a cualquiera de nosotros» y «no puede reconocerse en el retrato que alguien le pone delante, como un espejo cruel que le devuelve la imagen de un monstruo» a través de «un texto anónimo que recibe en el arranque de la novela y que narra minuciosamente tanto daño como ha hecho».
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Para el argumento de la novela, el autor no se ha inspirado en su trabajo como magistrado, sino más bien en los «conflictos morales» en los que se mueve la gente, según ha explicado. Así, en 'Recuerda que yo no existo' parte de escenarios reales como «la Granada de los años 80, un despacho de abogados, un matrimonio fallido, una difícil historia de amor que siempre está empezando, el cariño entre un padre y una hija, la Almería del dinero rápido, un hospital», sobre los que inventa «historias que sólo ganaban el derecho a quedarse escritas en la novela» si le resultaban «convincentes, creíbles, posibles».
El libro que presentará el domingo en Úbeda es el primero que logra sacar al mercado después de que con su primer título, 'Noches de San Lorenzo', «no tuviera suerte» para que alguna editorial la publicara, según ha confesado su autor, que recuerda que «de uno depende escribir; la publicación depende más bien de coyunturas, golpes de suerte y de mala suerte», de forma que «ahora mismo debe de haber en España varios centenares de magníficas novelas en los alrededores de las editoriales, y muchas de ellas se quedarán fuera para siempre».
Al hilo de ello, ha apuntado que si 'Recuerda que yo no existo' «llega a gustar de verdad a la gente, si quienes la lean la hacen propia y no pueden resistirse a comentarla con los amigos, habría posibilidad de rescatar» 'Noches de San Lorenzo', por la que, según admite, siente «un cariño especial, como a todo lo que se hace por primera vez».
Para Miguel Pasquau, «el Derecho y la literatura ocupan regiones separadas del alma» y «apenas hay trasvase entre una y otra», ya que «el Derecho tiene que ver con el ámbito del compromiso con la sociedad, con la responsabilidad, con la convicción de que no es lo mismo resolver los conflictos de una manera o de otra», mientras que «la literatura tiene que ver con la perplejidad, la hondura del alma, la evocación».
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«El Derecho es análisis y argumentación, y la literatura son palabras capaces de emocionar», ha puntualizado el magistrado, a quien le resulta «imposible pasar de una cosa a otra en un cuarto de hora», por lo que no puede «escribir a ratos, sino por temporadas».
La visión del ser humano que le ha aportado a Pasquau el Derecho es «compleja y apasionante». En su opinión, «tan humana es la venganza y el rencor como el perdón y la compasión», si bien «va teniendo la sensación, a fuerza de enfrentarse a delitos espantosos, de que detrás de cada uno de ellos, remotamente, hay alguna equivocación disculpable, y que la justicia más alta y eficaz consistiría en algo que no está en manos de un juez», que es «el perdón».
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«Me refiero, claro está, al perdón verdadero, que es el que puede provocar el arrepentimiento, y no a un indulto caprichoso», apostilla este magistrado del TSJA, que lamenta que la actual civilización «todavía no está a la altura de esa justicia», y por eso sigue «anclada en la justicia del castigo».
Con todo, este juez y escritor cree firmemente en que cada individuo tiene «capacidad para ser santo y monstruo», y que la deriva que cada cual siga «depende en parte de la suerte, pero también en parte de si tenemos razones para seguir nuestro instinto moral, o si perdemos esas razones y unas transgresiones nos van llevando a otras en una espiral que acaba engulléndonos». «La línea entre un lado y otro es muy delgada, y por eso creo que no hay mejor actitud moral que la de ser capaz de arrepentirse», apunta en ese sentido.
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Hijo de Juan Pasquau
Miguel Pasquau es hijo de Juan Pasquau, «uno de los mejores articulistas de la España de los años 60 y 70», y de quien heredó «la afición por escribir», según cuenta, antes de precisar que se estrenó «con artículos a poco de salir de la adolescencia». Tras intentar el género del relato y llegar a publicar una colección, se atrevió a dar el salto a la novela.
«Después de varios intentos fallidos logré culminar una, y a partir de entonces ya no tiene remedio», asevera el autor de 'Recuerda que yo no existo', que matiza que «la afición se convierte en adicción». Así, actualmente se encuentra «revisando una tercera novela ya terminada» en la que confiesa tener puestas «muchas esperanzas».
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De esta manera, su «afición por escribir surgió pronto» y «por imitación», al ver a su padre pasar «las tardes en casa escribiendo artículos literarios y de pensamiento para la prensa nacional, regional y local».
Juan Pasquau es, de hecho, una de sus referencias literarias, junto a autores como Borges y Cortázar, de quienes «no le sobra una sola línea», y a títulos por los que «la vida merece la pena», entre los que cita 'Madame Bovary', 'Cien años de soledad', 'El extranjero', 'Suave es la noche', 'Crimen y castigo', 'Justine', 'El túnel' o 'Todos los nombres'. De la ficción española se queda con 'El Jarama', de Rafael Sánchez Ferlosio, la novela que más le ha emocionado de ese panorama.
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Al preguntarle si «la realidad supera a la ficción», Pasquau responde que ambas, «por lo general, empatan». «Si la vida fuese eterna, todo lo imaginable acabaría siendo verdad alguna vez. La ficción, la ficción verdadera, es la recuperación de todo lo que pudo ser real pero no llegó a serlo por azar. Es el recogedor de las sobras de la realidad: escribir ficción es recordar lo que no pasó», puntualiza antes de recordar que «una persona querida» le dijo al comentar una de sus novelas: «te lo has inventado tan bien, que casi me acuerdo», algo que le pareció «todo un elogio».
'Recuerda que yo no existo' le ha llevado a su autor «tres veranos, con sus días y sus noches», para escribirla, y será presentada a las doce y media de este domingo en la iglesia de San Lorenzo de Úbeda, algo que, para él, supone «pura alegría», porque se produce en su ciudad natal y, además, «en una iglesia tan querida por los ubetenses, recién rescatada de la ruina».
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Trayectoria profesional
Miguel Pasquau Liaño (Úbeda, 1959), se licenció en Derecho por la Universidad de Granada, donde obtuvo el título de Doctor y el puesto de Profesor Titular de Derecho Civil, y recientemente ha logrado acreditarse como catedrático. Fue invitado como profesor de cursos de doctorado en la Universidad de París-II durante diez cursos académicos, y ha publicado varias monografías y decenas de artículos en materia jurídica. Desde 2001 es magistrado en la Sala Civil y Penal del TSJA, con sede en Granada. Con regularidad publica artículos de opinión en el diario IDEAL y es autor del blog 'Es peligroso asomarse'.
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