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Alberto Román Vílchez
Miércoles, 11 de mayo 2016, 15:30
Y es que, muchos seguidores del cantautor, que se cuentan por legiones, no dudan en poner rumbo hacia Úbeda cada vez que se anuncia un concierto del que es uno de sus hijos más ilustres. Puestos a marcar una fecha en el calendario para no faltar a la cita con una nueva gira del artista, el hecho de que haga parada y fonda en su ciudad natal suma muchos enteros frente al resto de destinos. Es lógico pensar que el recital tendrá un toque especial entre paisanos. Es como ir a ver a Miguel Ríos a Granada o a Bisbal a Almería.
Pero fuera del momento puntual de los escasos conciertos por estas tierras, aunque afortunadamente más habituales en la última década tras una anterior temporada sin verle el pelo ni escuchar su ronca voz en Úbeda, poco ofrece la ciudad para los sabineros, salvo una coqueta y original taberna llamada 'Calle Melancolía' dedicada a la figura y la obra del cantautor y un evento denominado 'Sabina por aquí' que se estrenará en los próximos días con un concurso de versiones de sus canciones que organiza el recientemente creado colectivo Peor para el Sol.
El hecho es que muchos seguidores visitan el municipio buscando huellas de Sabina como las que se pueden encontrar de Pessoa en Lisboa, Rocío Jurado en Chipiona, Camarón en San Fernando o, sin ir más lejos, de Machado en Baeza o de Raphael y Andrés Segovia en Linares. Hasta en la localidad de Nerja se aprovecha como tirón turístico la estela dejada por Chanquete y los suyos y todo lo relacionado con el universo de la serie 'Verano Azul'. Pero en Úbeda nada promovido desde lo institucional recuerda al autor de 'Princesa'.
Escuela de Música
Existe una excepción, aunque se queda corta. El Ayuntamiento decidió hace unos años ponerle el nombre de Joaquín Sabina a la Escuela Municipal de Música. Incluso el cantante tuvo la oportunidad de descubrir la placa que da esta denominación al centro. Pero en realidad no se trata de un edificio propio, pues la escuela funciona por las tardes en las aulas del antiguo colegio Matemático Gallego Díaz (hoy parte del instituto Francisco de los Cobos). Así, poco pueden encontrar allí y fotografiar quienes buscan la estela de Sabina en Úbeda.
Por lo demás, ni una calle con su nombre, pese a que sí las hay en localidades como Linares o en el pequeño municipio de Espera (Cádiz); ni con algo alusivo a su obra (calle Melancolía sería una denominación ideal para una vía ubetense). Ni un detalle en algunos de los lugares que aparecen en sus canciones, pese a que en el mismísimo Buenos Aires dispone de un baldosón que reproduce una de sus letras alusivas a Argentina.
Hasta hoy lunes ni siquiera existía una placa o monolito donde nació o vivió su infancia y adolescencia (afortunadamente esto ha cambiado gracias a la colocación este 1 de septiembre de un azulejo artesanal que ya luce la fachada de la que fue su casa y que se inaugurará oficialmente el próximo sábado).
Teniendo en cuenta que se trata de uno de los autores más aclamados de habla hispana, respetado de forma genérica en España e idolatrado en latinoamérica, que sin esfuerzo consigue que cualquier cosa que haga o diga tenga una gran repercusión, este 'Rey Midas' de la música y las letras que todo lo que toca lo convierte en oro podría ser un importante atractivo turístico en la ciudad que le vio nacer y crecer, en la que escribió sus primeros versos de juventud, en la que se escucharon sus primeros gorgoritos acompañados por los acordes de su primera guitarra, en la que se estrenó sobre un escenario con su primera banda (los Merry Youngs).
Atractivo turístico
Ser Patrimonio de la Humanidad es motivo más que suficiente para visitar Úbeda. Pero si esto se adereza con otros alicientes y atractivos, el sector turístico lo agradecería. Ahí entran aspectos como el pasado judío de la localidad (hace unos años se abrió a la visita lo que se cree que fue una antigua sinagoga), la figura de San Juan de la Cruz que murió en la ciudad (dispone de su propio museo) o la de otro ubetense ilustre, el escritor, académico y Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Antonio Muñoz Molina (hay visitas guiadas en torno a sus novelas y se están colocando placas identificativas en lugares relevantes de su vida y su obra). ¿Y por qué no Sabina?.
Quienes se dedican a esto del turismo saben del interés que despierta el cantante entre los visitantes. Así lo confirman los guías turísticos que, entre explicaciones sobre la obra del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira y la influencia de Francisco de los Cobos (secretario de Carlos V) en el esplendor de la ciudad, tienen que responder a preguntas como dónde nació y vivió Joaquín Sabina, dónde ofreció su primer concierto, en qué colegio estudió, si existe el cine de la canción 'Una de romanos', si pasa mucho por la ciudad o si es verdad que su padre era comisario y recibió la orden de detener a su propio hijo.
Este interés que genera en la capital de La Loma el cantautor tiene que ver con su tremendo éxito, entre personas de todas las edades, pero también con el hecho de que su nombre vaya ligado al de la localidad. No en vano, sus seguidores un lado y otro del océano se refieren cariñosamente a él como el 'flaco de Úbeda', y es habitual que se nombre al municipio cada vez que se habla de Sabina en textos y artículos de todo tipo y de todo el mundo.
Repercusión en todo el mundo
Una actriz ubetense que residió en Argentina durante unos años, hasta que regresó hace unos meses, contaba a IDEAL que cuando intentaba concretar a la gente de allí el lugar de España de dónde procedía, «no habían oído hablar de Jaén, en muchos casos confundían Andalucía con Sevilla, pero en cuanto escuchaban Úbeda exclamaban: ¡claro, la ciudad de Sabina!». Sabina es a Úbeda lo que Serrat es al barrio de Poble Sec o Raphael a Linares. Tecleando en Google, aparecen 3,2 millones de resultados para la búsqueda 'Joaquín Sabina', que son 103.000 si se escribe 'Joaquín Sabina Úbeda'.
Los vecinos de la casa en la que nació y creció Joaquín Ramón Martínez Sabina (12 de febrero de 1949) también saben del interés que despierta entre los visitantes. No es raro por el entorno de la plaza Primero de Mayo ver a personas, sobre todo jóvenes, preguntando por la vivienda en cuestión. E incluso se hacen fotos en la puerta, pese a que hasta ahora no existía distintivo alguno, algo de lo que sí gozan desde hace años otros personajes relevantes en Úbeda. En todos los municipios de la geografía nacional se suele marcar el lugar que habitaron sus hijos ilustres. Como decíamos antes, afortunadamente esto ha cambiado este lunes.
Su casa
Hoy por hoy el inmueble está añadido a la casa contigua, el número 20, y su entrada se ha convertido en la puerta de la cochera de ésta. Nadie vive allí después de que fallecieran sus últimos moradores, que nada tenían que ver con la familia de Sabina. Así se lo explicaba un vecino a una pareja joven que buscaba el lugar en el que vivió su ídolo. «Es una pena que nadie haya pensado en montar aquí una casa-museo sobre Sabina», decía ella mientras su acompañante, cámara en mano, la inmortalizaba junto al portón de madera con la idea de enseñar la foto a sus amigos, también seguidores del ubetense. Por cierto, la casa está en venta, ¿alguien se anima?.
Lo cierto es que hasta el Ratón Pérez tiene una casa-museo en la calle madrileña en la que, según el cuento, vivía junto a su familia dentro de una caja de galletas. Aunque quizá no haga falta tanto y baste con colocar una estatua del cantautor sentado en un banco frente a la que fue su casa de la plaza Primero de Mayo, con bombín y guitarra. Como ocurre con otros muchos personajes inmortalizados en bronce en numerosas localidades, cientos de personas se sentarían junto a la escultura para echarle el brazo por encima, en plan colega, e inmortalizarse junto la versión sólida del 'flaco de Úbeda'. Sin duda sería una de las fotos más repetidas de la ciudad, y en volumen podría competir con las instantáneas realizadas ante la fachada de la Sacra Capilla de El Salvador, hoy por hoy la estampa más representativa de la Úbeda turística.
LEER OTROS CAPÍTULOS DE ESTE REPORTAJE:
-Sabina y Úbeda (II): las historias apócrifas
-Sabina y Úbeda (III): un bar y unas jornadas, las dos excepciones
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