Dos décadas exactas del pregón de feria de Sabina

Dos décadas han pasado ya. Hace exactamente 20 años, Joaquín Sabina fue el auténtico protagonista de la Feria de San Miguel, pues se encargó de pregonarla y de ofrecer al día siguiente un multitudinario concierto en el campo de fútbol. Un recital que, aunque no llegó a las cifras del que ofrecería 13 años después junto a Joan Manuel Serrat, no se quedó muy atrás y aún hoy se recuerda. Y es que suponía el regreso del 'hijo pródigo' tras muchos años de ausencia.

Alberto Román Vílchez

Miércoles, 11 de mayo 2016, 13:22

Sabina había vuelto para rimar sus recuerdos de la infancia en torno a una feria que, como el resto de chavales de la época (hoy con 65 años), exprimió para colorear un tiempo gris.

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Fue un 27 de septiembre de 1994, en un auditorio del Hospital de Santiago abarrotado. Acababa de publicar su disco 'Esta boca es mía' y media España era capaz de cantar de memoria aquello de «por el bulevar de los sueños rotos...». Tras ser presentado por su primo, Juan José Gordillo, Sabina ocupó el atril entre una gran ovación y con cierto alboroto de las personas que no podían acceder al recinto por encontrarse totalmente colapsado. Y es que, dado su poder de convocatoria, quizá el lugar ideal para el acto hubiera sido el balcón del Ayuntamiento, un escenario idóneo también para el tipo de pregón que pronunció: escueto, rimado, breve, directo al grano y, por todo ello, poco usual por estos lares.

Sus primeras palabras fueron de agradecimiento a su presentador: «que sería de uno sin contar con evangelistas apócrifos como mi primo que me ha inventado un pasado muchísimo más glorioso de lo que fue».

Y posteriormente, antes de dar lectura a unos versos escritos a mano, emborronados y retocados durante su viaje a Úbeda (e incluso en el transcurso de la presentación), quiso dedicar el pistoletazo de salida de la Feria de San Miguel a su padre: «he querido con este pregón homenajear a mi padre que, a parte de honrado policía y noble ejemplo personal, era poeta en sus ratos libres. Solía escribir de madrugada y en eso nos parecíamos mucho, en lo demás no. Y quisiera rescatarlo un poco del olvido y devolverle todos los buenos ratos que no le di en los últimos años de su vida, haciendo unos versos a la manera de... a la manera de mi padre».

Hoy, con un Sabina más grande, más poeta y, sobre todo, más ubetense que nunca gracias a la iniciativa de un grupo de 'sabineros' empeñados en acortar distancias entre Úbeda y el artista, este pregón toma vigencia.

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Los ripios de un poeta

Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, paisanos de buena fe, forasteros y vecinos. Ya que el arcángel Miguel, que es el patrón, ha querido rescatar para el pregón a un servidor del olvido, mi viajero corazón de ubetense bien nacido ha jugado a desandar, verso a verso, los caminos de regreso a esta ciudad de donde nunca se ha ido. Y en el Paseo del Mercado he vuelto a ser el chiquillo que en la fuente de San Pablo hacía carreras de grillos. Y le he robado otro beso a aquella primera novia que cada feria, en mis sueños, subía conmigo a la noria. Y he visto a 'Carnicerito', de mármol y desconsuelo, en el ruedo del destino brindándole un toro al cielo. Y en la carrera de sacos de Mágina al Argentina gana un jinete polaco llamado Muñoz Molina. Pero no haya caras serias ni amores desengañados que en el real de la feria ya se alumbra el alumbrado. Gigantes y cabezudos, menestrales y toreros, a vuestra llamada acudo: seré vuestro pregonero. Pues no hay oficio mejor que animar a los paisanos a ritmo de rock and roll cuando agoniza el verano. Y bailar con las orquestas, y triunfar al karaoke, y meter a la parienta dentro de un coche de choque. Divertíos y gozad ahora que estáis a tiempo, que el tío Paco va a llegar con las rebajas de enero. Y volarán al olvido los confetis del ayer, y no habrá más Teatro Chino ni más Manolita Chen, ni payasos, ni locuras, ni perros malabaristas, que en tiempos del SIDA es dura la vida de los artistas. Marchando un pincho moruno y un cuarto de quita penas, y churros 'pal' desayuno, y rumbas 'pa' las verbenas. Y volantes y lunares, y corbatas de domingo, y bolingas en los bares, y marujas en los bingos. Y las mocicas tan guapas con un clavel en el moño robado de la solapa del traje gris del otoño. Y el turrón de las casetas de garrafón de Jijona, y los tiros de escopeta, y las muñecas chochonas. Y en el Ideal Cinema la imprescindible revista, y los golfos calavera persiguiendo a las coristas. Y por la Venta Juanillo gitanos tocando palmas curándose a carajillos los costurones del alma. Y cada día y mañana, por la Corredera abajo, la banda toca diana y el sueño se va al carajo. Y algún nubarrón cobarde vendrá desde Sabiote con más lluvia que la tarde que enterraron a 'bigotes'. Y cuando muera el castillo de fuegos artificiales la feria será un chiquillo que llora en los soportales de la plaza, y los feriantes como aves migratorias le quitarán trashumantes los tornillos a la noria. Y se irán, como hice yo, con la música a otra parte, a escribir otra canción sobre el dolor de alejarse. Con que viva San Miguel que está empezando la traca, ya habrá tiempo el día después de pensar en la resaca, en los pupitres del tedio del colegio Salesiano, en los buitres al asedio de la crisis y del paro. En los amigos perdidos, en la maldita oficina, en los ripios que ha leído el pregonero Sabina, que por no aburriros más se despide, no sin antes animaros a brindar con este humilde cantante por la feria que vendrá por estos queridos cerros, por vuestra felicidad. ¡Vivan las fiestas del pueblo!, ¡viva Úbeda en libertad!.

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