Un 'esclavo' desnuda a los pikikis

'Félix' confirmó que compraba drogas en las casas del Gordito (supuestamente Armando M.C.), su hermano Jesús y su primo Sebastián. Que normalmente despachaban ellos, pero que cuando no estaban le atendían sus mujeres o algún consumidor al que dejaban al cargo. Que una vez que no tenían coca lo llevaron junto a la casa de 'la Sara', supuestamente Sacramento C.C. ?matriarca, en prisión actualmente por otro asunto de drogas y principal acusada, y que según el Fiscal regentaba el almacén del clan? y que un niño le sacó la droga. Que en casa de Jesús había un fumadero para que los 'yonkis' no anduvieran por las calles con la dosis en la mano. Que también tenían enganchado a un albañil que les hacía trabajos para pagarse el vicio y que el Gordito cambió en suelo de su casa tres veces en poco tiempo.

El jefe del acuartelamiento de la Guardia Civil en Úbeda explicó cómo llegaron a 'Félix'. En los últimos meses de 2012 comenzaron a llegarles quejas de agricultores que veían como sus olivares se llenaban de consumidores de drogas. Empezaron a freírlos a actas de posesión y consumo. Y les preguntaban de dónde sacaban la droga. «Ustedes ya lo saben», les decían. Fueron acotando y llegaron a varias casas de la calle Tejar e Higueruela. «Hicimos vigilancia y grabaciones y confirmamos el movimiento de consumidores habituales. Hablamos con Policía Local y Nacional y ellos tenían la misma información», relató. Necesitaban que alguien cantase, un testimonio que presentar a un juez. «Encontramos a una persona. Un consumidor. Estaba con rabia. Lo contó todo voluntariamente. Nos dijo que lo trataban como a un esclavo. Quería cambiar de vida y nos pidió protección».

Los planos

'Félix' no solo habló. También dibujó. Hizo planos de las casas de los pikikis en las que había estado. Una información de gran valor para montar la gran redada que se hizo luego.

En las semanas previas al operativo del 21 de marzo de 2013 las casas de los pikikis fueron sometidas a estrecha vigilancia día y noche. «No nos consta que ninguno tenga actividad laboral. No salían a vender en los mercadillos o por las calles. Solo estaban en sus casas y permanecían vigilantes apenas un coche aparcaba por allí cerca», relató un agente del Cuerpo Nacional de Policía.

Varios agentes que participaron en la redada explicaron cómo vieron a Sacramento y a Armando arrojar sustancias a la chimenea.

Organizados

Junto a las drogas intervenidas y a los numerosos objetos de procedencia dudosa encontrados (se cree que entregados por los consumidores a cambio de estupefacientes) el Fiscal argumentó los cargos contra siete acusados. A otros dos, Antonio y Eva María, los acusa por llevar la contabilidad del clan. «Se trata de una actividad organizada de forma plural, en la que cada uno tiene sus funciones. Es cierto que en su casa no se encontraron drogas, pero sí una libreta con notas manuscritas. Si se estudian esas notas se ve que no corresponden a un negocio de préstamos como ellos dicen, sino a una contabilidad de drogas. Delante de cada nombre hay una cantidad: 20, 10, 60. Y detrás del nombre otra, que es el resultado de multiplicar la primera por 45 ó 50 euros, que es el precio de un gramo de cocaína. Coincide en todas», aseguró.

El Ministerio Público retiró los cargos contra el décimo acusado al entender que no tenía pruebas contar él. También pidió que se dedujese testimonio y se acusase por falso testimonio contra dos testigos de las defensas por mentir.

Las defensas insistieron en la inocencia de sus patrocinados. La de Sacramento C.C. pidió la nulidad del registro de su casa ?se le encontraron más de 70 gramos? al entender que no estuvo bien motivado y que no se respetaron los derechos de su cliente.