Juan Esteban Poveda
Miércoles, 11 de mayo 2016, 14:19
Según la sentencia, los nueve condenados «constituyen un clan familiar compuesto por la madre Sacramento, sus hijos Antonio y Armando y sus respectivas esposas Eva María y Carmen, y por sus sobrinos Jesús y Sebastián, y sus esposas Iris y Dolores, dedicándose a la venta de sustancias estupefacientes y para ello desde el domicilio de Sacramento en la Calle San Jerónimo, lugar donde se guarda la droga que se distribuye posteriormente a los domicilios de los demás acusados sitos en la Calles San Milán, Higueruela, Tejar y Particiones, donde se realiza la venta de sustancias tales como cocaína, heroína y hachís, a terceras personas».
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En la sentencia se insiste en que Sacramento dirigía el clan -no se les llega considerar organización criminal- y que a ninguno se le conoce trabajo que no sea la droga.
Había pocas dudas sobre las condenas de siete de los acusados: en sus casas se encontraron drogas y abundantes objetos de procedencia dudosa (se cree que entregados por los clientes para pagar sus dosis) y además sus actividades fueron bien descritas por un testigo protegido, un antiguo adicto al que trababan «como a un esclavo» y que declaró contra ellos.
Se mantenía la incertidumbre sobre Antonio e Eva María, hijo y nuera de Sacramento, que aseguraron dedicarse a los préstamos y no tener nada que ver con las drogas. De hecho en su casa no había estupefacientes. Se les condena porque sus notas «se corresponden con pagos o deudas derivados de la venta de sustancias estupefacientes a terceras personas», ventas no solo realizadas por ambos acusados sino por los demás miembros del clan familiar, tal y como han manifestado en el acto del juicio los agentes policiales intervinientes que consideran a ambos acusados los verdaderos contables del clan familiar aludido. Siendo además encontrado tras el registro en el citado domicilio, «una prensa artesanal de hierro para prensar cocaína» y medicinas «utilizadas habitualmente para la adulteración de la cocaína, afirmando Eva María que todo era para el dolor de cabeza».
Testigos imputados
La Audiencia también deduce testimonio de las declaraciones de dos testigos de la defensa por si hubieran mentido para exculpar a los acusados. En la causa había un décimo acusado para el que el Fiscal retiró la acusación, por lo que sale absuelto de este caso.
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