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javier carro
Domingo, 21 de agosto 2016, 11:49
Lleva el tango de Gardel un peso de nostalgia caprichosa, de bruma descosida. Me refiero a aquello de que el tiempo, ese asesino que anda suelto, embiste secamente, sin abucheos preventivos. O, lo que es igual, fugit irreparabile tempus. O, dicho de modo cotidiano, el ... muerto al hoyo y el vivo al bollo. Son soluciones clásicas, muy romanas y muy andaluzas que nos salvan de este tontísimo universo que hemos dado en convertir en una auténtica llorera sonrojante. La filosofía de un pueblo sensato está en crearse un mundo sustituto de éste, siempre al filo del pragmatismo que encierra la metáfora andaluza. Veinte años ininterrumpidos cumple Francisco Mendieta como edil nacionalista, como edil andalucista en el ayuntamiento de Úbeda. Hoy le entrevistamos.
¿Cómo llegó a la política?
Me afilié a las Juventudes Andalucistas con dieciocho años. No me convenció nadie, fui a afiliarme por mi cuenta. Tenía claro que debía existir una fuerza nacionalista andaluza fuerte desde que estudiaba primero de bachiller. Asistí a unas jornadas de formación para jóvenes y a partir de ese momento me sumé a la militancia activa.
¿Y por qué el andalucismo?
Siempre me he sentido nacionalista andaluz. Lo mejor es defender tus ideales con honestidad.
Seguro que guarda anécdotas de todo tipo, buenos y malos recuerdos. Cuéntenos su mejor y su peor momento a lo largo de toda esta andadura.
Lo peor ha sido cuando otros partidos paralizaban proyectos del PA sencillamente porque no los habían propuesto ellos. El mejor momento fue cuando finalizamos el Parque Norte e inauguramos las piscinas. Las últimas elecciones municipales también supusieron una gran alegría, ya que conseguimos un buen resultado electoral a pesar de que se presentaban partidos como Iniciativa Popular Ubetense, Podemos y Ciudadanos.
¿Lo que menos le gusta de la política? ¿y lo que más?
A mí me gusta hablar más de gestión de lo público que de política. Está claro que desde un ayuntamiento se pueden hacer muchas gestiones para mejorar la ciudad. Odio la corrupción y los intereses económicos de muchas personas que entran en política en busca de un sueldo. También me indigna que desde Madrid se decida lo que pasa en Andalucía.
Ha estado rodeado de figuras como Aurelio Valladares, Miguel Lázaro o Manuel Martos. Nombres clave, ¿no?
Todos ellos han sido muy importantes. Gracias a Aurelio conseguimos entrar en el Ayuntamiento en 1.991. Hubiera sido un magnífico alcalde de Úbeda. Con Miguel Lázaro conseguimos dos concejales, nuestro mejor resultado. Manolo Martos fue un magnífico concejal de turismo y deporte. Siempre hemos contado con personas cualificadas en el Partido.
De todo este tiempo, ¿con quién se quedaría de la oposición?
A lo largo de estos años he conocido a muchos concejales y concejalas. El mejor alcalde de la democracia ha sido Juan Pizarro. El concejal que mejor se preparaba las comisiones, sin duda, Juan Francisco Cuadra. Posiblemente el concejal más eficaz en la gestión municipal fue Antonio Gámez Lamarca.
¿Ha mentido en estos 20 años?
No, nunca. Siempre he actuado en conciencia e intentando argumentar lo que votaba o proponía. Creo que he sido sincero y honesto.
Llegó a ser responsable de Urbanismo entre 2003 y 2007. Una época en la que se acometieron importantes obras en la ciudad. ¿Se arrepiente de alguna de ellas?
No sólo se acometieron obras. Recuerdo que pusimos en funcionamiento una normativa de ayudas de alquiler de vivienda que fue pionera y se establecieron reglas para otorgar los pisos municipales con absoluta transparencia. En cuanto a las obras, creo que alguna de ellas debimos hacerlas por administración, es decir, realizadas directamente por el ayuntamiento, sin empresas privadas.
La piedra que utilizamos en la calle Real fue elegida por los canteros de Úbeda, porque era la que más se parecía a la típica de nuestro pueblo. En esa elección creo que nos equivocamos y debimos elegir la que posteriormente utilizamos en el Arroyo de Santa María. Pero creo que fueron muchos más los aciertos que los errores.
Sabina le dedicó unos versos a propósito de la remodelación urbanística que se hizo en 2004 en la plaza de San Lorenzo: Den la cara, no la jeta./ Desgrávennos tanto agravio./ Rectificar, don Mendieta,/ es noble oficio de sabios. Ahora usted ha colaborado en su nombramiento como hijo predilecto. ¿Sin rencores?
El proyecto de San Lorenzo fue aprobado por los vecinos en asamblea, pero eso no se lo dijeron a Sabina. Ahí está la plaza y su belleza. En cuanto a las palabras de Sabina, hay que saber aceptar las opiniones de todos. En el Pleno defendí con energía las distinciones a favor de Joaquín Sabina porque son totalmente merecidas. Sabina ejerció su derecho a la libertad de opinión y yo el mío a apoyar que sea nombrado Hijo Predilecto y la concesión de la Medalla de Oro, sin ningún tipo de rencor.
¿Se ha sentido solo en todo este tiempo de oposición?
No. El andalucismo siempre ha tenido un cuerpo social amplio. Llegamos a tener 150 militantes en Úbeda. Siempre ha habido muchas personas que han formado parte de los comités locales y han participado activamente en las campañas. Gracias al PA he conocido y hecho amistad con ubetenses increíbles con los que he pasado ratos magníficos.
¿Alguna vez ha tenido ganas de marcharse?
Muchas. Ya en el año 2.007 tuvieron que convencerme los compañeros para que me presentara a las elecciones municipales.
¿Cómo mataría el gusanillo de la política si no se dedicara a ella?
Afortunadamente no soy un político profesional, sino un concejal de mi pueblo que tiene su puesto de trabajo como funcionario en el CEIP Ntra. Sra. de la Misericordia de Torreperogil. Tal vez en el futuro apoye a algún partido que defienda los intereses de Andalucía pero sin ser militante.
¿Qué consejo daría a quien asume por vez primera una concejalía?
La labor de concejal es compleja, porque hay que dominar muchas cuestiones técnicas de hacienda, urbanismo y derecho. El único consejo que le daría es que dedique muchas horas a su formación y que no se deje llevar nunca por las instrucciones que le marque su partido desde arriba. Un concejal debe estar al servicio de los ciudadanos.
¿Por qué desapareció el Partido Andalucista?
Fue una experiencia muy triste. Muchos andalucistas apostábamos por una refundación, pero el sector de Rojas Marcos se impuso en el congreso y aprobó el cese de la actividad política del PA. En Jaén tenemos 4 alcaldías y casi 40 concejales. Espero que en el futuro se articule un nuevo proyecto nacionalista que aglutine a muchas personas válidas. Desgraciadamente, el PA no volverá a presentarse más veces a unas elecciones.
¿Cómo imagina su futuro?
Deseo finalizar los tres años de este mandato como concejal. Después llegará la retirada del ayuntamiento. En estos años me gustaría que se concretaran algunos proyectos que llevamos en el programa electoral, como la construcción del aparcamiento de los Miradores. Después, sencillamente se acabó el ayuntamiento para mí.
¿Cuál sería su primera decisión si mañana le nombrasen alcalde de Úbeda?
Rebajaría el IBI e impulsaríamos el proyecto de Úbeda como Capital Europea de la Cultura.
¿Han merecido la pena estos 20 años? ¿Por qué?
No me arrepiento del tiempo dedicado pero sí del tiempo perdido. Me siento frustrado porque el PA ha desaparecido por el capricho de algunas personas. Particularmente me encuentro muy satisfecho de que la labor de los andalucistas forme parte ya de la historia de Úbeda. Ahí está el Parque Norte, las piscinas, la financiación de los campos de fútbol y pista de atletismo y decenas de obras. Durante 28 años va a haber una voz andalucista en nuestro ayuntamiento, algo de lo que debemos sentirnos orgullosos. Sí me arrepiento de haber perdido mucho tiempo colaborando en la estructura del partido a nivel andaluz.
¿Veinte años no es nada?
A mí se me han pasado demasiado rápido. Me sorprende pensar que me he convertido en la persona que más tiempo ha desempeñado el cargo de concejal de la democracia en Úbeda.
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