El de La Unión «ha sido un problema de jugar a ser bancos»
El consejo rector de la cooperativa oleícola dice enfrentarse a una «mala gestión» en la sección de crédito, de la que «se ha cogido cerca del 90% de los fondos a plazo fijo» para pagar, entre otras cosas, inversiones
Alberto Román
Miércoles, 24 de agosto 2016, 22:00
Contando con la asistencia de una gran parte de los más de 2.000 socios que tiene, en la tarde de este miércoles se celebró ... la esperada asamblea informativa cuyo objetivo era esclarecer públicamente la situación actual de la Cooperativa Oleícola La Unión de Úbeda, que pasa por momentos de incertidumbre desde que el pasado viernes su consejo rector decidiera destituir a quien ha ocupado el cargo de presidente durante años, José Consuegra Melgarejo, «debido a determinadas actitudes contrarias al proceder de este consejo rector».
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Una asamblea que tuvo lugar en la plaza de toros para garantizar el acceso y la participación de todos los socios interesados y en la que se dejó de manifiesto que el problema al que se enfrentan tiene que ver con una «mala gestión» en la sección de crédito que funciona en la cooperativa, a modo de banco, de la que «se ha cogido cerca del 90% de los fondos a plazo fijo» para pagar «inversiones» e incluso «adelantos de campaña» y «posiblemente otras cosas». Así lo aseguró Juan Martos, vicepresidente de La Unión y portavoz del consejo rector, después de reconocer que «quizá no se tengan aún todos los datos» y antes de plantear posibles soluciones, que pasan por pedir crédito a los bancos.
La asamblea comenzó con la intervención del representante de la empresa auditora que hace las cuentas de la entidad y las presenta cada año, algo que las cooperativas están obligadas a tener por ley. Éste expuso las cifras, que son públicas, a fecha 31 de diciembre de 2015, asegurando que no difieren mucho de la actualidad. Y capítulo por capítulo, desgranó «dónde están los 46 millones que tenéis», incluyendo algunos millones de deuda en la sección de Cooperunión y en la sección de suministros, que deben cobrarse.
«La cooperativa está técnicamente muy bien», aseveró el auditor, a lo que volvió a tomar la palabra Juan Martos para lanzar el auténtico motivo de todo lo sucedido en los últimos días. «¿Por qué estamos aquí?», preguntó, respondiéndose seguidamente a sí mismo: «porque desde el consejo rector no nos lo creemos y hay que buscar dónde está el dinero de cada uno».
A partir de ahí reiteró sus dudas sobre la gestión financiera. E intentando explicar llanamente y sin tecnicismos el funcionamiento de la cooperativa, dijo que «por una parte está el aceite, la almazara, que va perfectamente, y por otra parte está la sección de crédito, el 'banco'», donde existen «cuentas normales y plazos fijos» con intereses «un poco llamativos», cuestionó. Es en la segunda sección en la que centralizó la mayor parte del problema.
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«El presidente decidía lo que se le antojaba, incluyendo un montón de inversiones» que, por otra parte, han hecho que La Unión tenga unas «magníficas instalaciones», declaró el vicepresidente, focalizando el asunto en «¿cómo se pagaban esas inversiones?». De nuevo intentando que se entendiera bien lo que quería decir, concretó que hay dos fórmulas: «pidiendo préstamos a los bancos o cogiendo el dinero de la sección de créditos». Esta segunda opción es la que se utilizó, tal y como comentó, desvelando que «se ha cogido cerca del 90% de los fondos a plazo fijo» de los cooperativistas. Y al respecto recordó que la nueva ley de cooperativas pone desde septiembre un tope del 25% en el uso de la sección de créditos para pagar inversiones.
La solución
Dicho esto, Juan Martos se afanó en plantear la solución que el consejo rector ha planificado y que «está bastante avanzada», que no es otra que tomar la opción por la que anteriormente se tenía que haber apostado: «pedir a los bancos préstamos» utilizando para ello las instalaciones. Así, «se recupera el dinero, se paga todo, y borrón y cuenta nueva», abonando después el préstamo poco a poco «con la entrada de aceituna».
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Esta salida estuvo apoyada con la presencia del director de Caja Rural y de su responsable comarcal, quienes mostraron la disponibilidad de la entidad a colaborar. «Al saber de la situación, Caja Rural nos ha llamado», comentó Juan Martos, añadiendo que la caja «dispone de liquidez» para que los socios recuperen su dinero. Y es más, adelantó que a medio plazo la intención es que esta firma «asuma» la sección de crédito de la cooperativa.
«El objetivo es que la gente cobre primero lo que está en cuenta y después el plazo fijo, pero para ello nos hace falta tiempo», siguió diciendo el vicepresidente de La Unión antes de recordar que ahora es necesario convocar una asamblea general, lo cual necesita de quince días como mínimo, en la que tomar una decisión oficial que poner sobre la mesa de la Caja Rural. «Ésta es la opción del consejo rector, pero la decisión es de la asamblea», aseveró, mostrándose en disposición de estudiar otras alternativas que puedan plantear los cooperativistas.
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También anunció que la intención es aprovechar la asamblea para nombrar un comité de socios que apoye y trabaje junto al consejo rector. Y una vez tomado el nuevo rumbo se convocarán elecciones generales, apostilló. Paralelamente, la idea es encargar una auditoría de las cuentas.
«Su cortijo»
Durante su intervención, Juan Martos estuvo respaldado por el consejo rector en pleno, con la lógica excepción del destituido presidente, e incluso por el director general de cooperativas de Andalucía. Según manifestó, tras varios días casi sin dormir y de numerosas reuniones «estamos bastante tranquilos ya». En su opinión, el de La Unión «ha sido un problema de jugar a ser bancos», aunque también aseguró que «el consejo rector desconocía lo que se estaba haciendo». «El presidente pensaba que esto era su cortijo» y «teníamos que dar el palmetazo en la mesa y decir que hasta aquí hemos llegado», consideró. «¿Por qué no se hizo antes?», le gritaron desde el público. «Eso ha sido culpa de todos», respondió.
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