Más de un centenar de platos a los que hincarle el diente

La cita, que arrancó este jueves, celebra su 'mayoría de edad' hasta el domingo en la plaza Primero de Mayo, en pleno casco histórico, espacio en el que nació y celebró sus primeras ediciones y al que regresó el pasado año tras una temporada deambulando por diferentes entornos. De su organización se encarga la Asociación Local de Comercio, Industria y Servicios (Alciser), que cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Úbeda y la Junta de Andalucía y la colaboración de una serie de firmas comerciales.

De nuevo participan siete establecimientos. Unos repiten y otros son nuevas incorporaciones. Se trata de Museo de la Tapa, Restaurante Gallo Rojo, Tapería La Tulipa, El Rincón de la Colonial, Hotel Ciudad de Úbeda, Bar El Patio de Mi Casa y El Café de Don Bosco (en algunos casos con gestión de colectivos o cofradías). En cuanto al sistema de funcionamiento, es similar al de años anteriores, con una barra central para bebidas (a 0,80 euros la caña) y casetas en el perímetro de la plaza para las tapas (al precio de un euro).

Hay igualmente una heladería, un puesto de vinos, zonas de sombra, mesas y bancos y varias casetas para los tiques. Y para facilitar el aparcamiento en el casco histórico, se utiliza el entorno de las Eras del Alcázar, que está vigilado e iluminado. De su gestión se encarga el Club Deportivo Úbeda Viva.

Lo mejor

Este jueves, tras el acto de inauguración al que asistieron diferentes autoridades, se llevó a cabo el habitual concurso para elegir las mejores tapas, contándose para ello con representantes de los distintos medios de comunicación. El primer premio fue para la 'Segureña' (lomo y ajoatao) de El Café de Don Bosco (cofradía del Prendimiento), el segundo recayó en las 'Albóndigas de presa estofadas al Borgoña' de Hotel Ciudad de Úbeda y el tercero se lo llevaron las 'Bombas' de El Museo de la Tapa (cofradía de Las Lágrimas).

El público valoró que este año se haya duplicado con creces el número de aseos, una de las medidas tomadas para evitar molestias a los vecinos y el deterioro del entorno. En el mismo sentido, por la noche, a las doce se dejó de servir y se empezó a desalojar la plaza. Y poco después entraron en la misma las máquinas de limpieza.