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Alberto Román
Miércoles, 5 de octubre 2016, 11:08
Hasta el año que viene. El estruendo y el colorido de los fuegos artificiales sobre el cielo del ferial sirvieron anoche para despedir como se merecía la Feria de San Miguel 2016, lo que marcó el inicio de la cuenta atrás para la próxima edición de las fiestas patronales. Como es habitual, la última jornada coincidió con la festividad de San Francisco de Asís, tradicionalmente muy arraigada en la localidad, y el buen tiempo del 'veranillo de San Miguel' volvió a acompañar, lo que hizo que cientos de personas se desplazaran hasta el recinto para decir adiós a la feria por todo lo alto. En ello también influyó el hecho de que se celebrara el Día del Niño en las atracciones.
Al igual que ocurriera el lunes, a mediodía se notó la presencia de muchos grupos de compañeros de trabajo que quisieron compartir mesa, comida y alguna copa, e incluso un bailecito. También hubo ambiente en la caseta municipal, donde se desarrolló la segunda comida y fiesta dedicada a los mayores con la asistencia de más de 350 comensales, que incluyó, como el día anterior, concurso de bailar pasodobles y homenaje a las parejas que celebran este año sus bodas de oro. En este caso fueron las formadas por Josefa Barbero Laguna y Mateo López Frías, Felisa Pedrazas Toledo y Diego Montilla Écija, y María Antonia Muñoz Jiménez y Antonio Mendoza Rodríguez.
Con el perro
Destacó ayer igualmente la presencia de muchos ubetenses con sus perros que, a media tarde, participaron en una caminata perruna convocada por los miembros de la Sociedad Protectora de Animales Felicán de Úbeda. Inspirados por el cartel de feria de este año, original del artista ubetense Pedro Líndez, quien en su obra ha retratado a su galga Nuvola como viene haciendo en gran parte de su producción, planificaron esta actividad como una convivencia entre personas, unas 40, y sus mascotas, unas 20. El paseo partió del Hospital de Santiago y llegó hasta el recinto ferial para finalizar en la caseta del Prendimiento (que gestiona La Beltraneja) donde se tomó un refrigerio.
Día del Niño
Aunque los principales protagonistas del recinto ferial fueron los más pequeños. Y es que, fue la jornada fijada para celebrar el tradicional Día del Niño en el que casi todas las atracciones instaladas ofrecieron sus viajes a un precio especial. Así, fue el día que eligieron muchas familias para ir a la feria a montar a sus hijos con más alegría de lo normal y con menos resentimiento del bolsillo. Y ello influyó en el hecho de que el ferial estuviera de lo más animado, de lo cual también se beneficiaron las casetas pues, una vez allí, ¿quién se va sin tomarse aunque sea una cerveza? No obstante, la palma se la llevaron las churrerías, donde se vieron largas colas.
Muchos de los que comieron en la feria decidieron quedarse hasta la noche, uniéndose a los que poco a poco fueron llegando a lo largo de la tarde para tomar algo, montar en las atracciones y esperar la llegada de la traca de clausura, momento en el que el bullicio ya se dejaba notar. De todas formas, la cosa no se alargó hasta muy tarde pues hoy, miércoles, tocaba volver al trabajo y a la rutina.
Los responsables de las casetas ya hacían anoche sus primeras cuentas, existiendo disparidad de opiniones respecto a los beneficios obtenidos. Como se suele decir, cada uno cuenta la feria según le va en ella, y en este sentido parece que la cosa, por lo general, ha estado floja. Todos coinciden en señalar que el negocio no tiene nada que ver con lo que se generaba hace más de una década, cuando la coyuntura económica era otra. También han cambiado las fórmulas de gestión, a veces indirecta a través de empresarios hosteleros que, lógicamente, se llevan su parte. Y, siendo realistas, comer o cenar en la feria tampoco es barato, con lo que se acabó eso de ir al recinto a diario. Ahora lo normal es seleccionar unos cuantos días. Paralelamente, cada vez se nota más ambiente en bares y restaurantes del casco urbano durante estas jornadas, lo que quizá hace predecir la necesidad de una feria de día dentro de la ciudad.
Programación
En lo que a actividades se refiere, los más pequeños volvieron a tener por la tarde su ración de programación infantil en la plaza Vázquez de Molina con el espectáculo 'La Máquina', a cargo de Teatro Yera. Y dentro del cultural del auditorio del Hospital de Santiago fue el turno del flamenco local con la actuación de 'El Tato', Paco Sánchez, 'El niño de la Carmen' y José Ángel Expósito al cante acompañados por Juan Manuel Álvarez a la guitarra.
También hubo acento de aquí en la Muestra de Teatro de Otoño gracias a la representación de la obra 'La cena de los idiotas', de Francis Veber, a cargo de la Teatral Ubetense Tirsos y Caretas. Una función muy divertida que hizo disfrutar al numeroso público asistente. De dar vida a los distintos personajes en las escenas más disparatadas se encargaron Rafael Nebrera Molina, Jose Soria Copado, Juan Manuel Garrido Delgado, Jorge M. Izquierdo Núñez, Segundo Garrido Olmedilla, Inma Ortega Sánchez y Pedro David Molina Serrano, bajo la dirección de Micaela Hortelano Moreno. Todo un éxito.
Música en vivo
Y al recinto ferial volvió la música en directo. En la caseta municipal existió verbena amenizada por el trío Eureka y un espectáculo de revista y variedades, tras el cual regresó la orquesta hasta el fin de la fiesta. Y en la caseta de la música tuvo lugar el tributo a Mecano 'Hija de la luna' de la actriz y cantante Robin Torres, un concierto que está rememorando la última gira del famoso grupo, pasando por las mismas ciudades que recorrió hace más de dos décadas, entre las que se incluyó Úbeda. Numerosas personas pudieron así revivir aquel histórico recital con el que Mecano dijo adiós.
Tras siete intensos días de fiesta, las luces se han apagado, la música ha cesado, las atracciones han sido desmontadas y los camiones de los feriantes se han marchado, dejando tras de sí una estela de polvo que invita a pensar en próximas ferias. Hoy miércoles toca resaca y vaciar casetas para que pueda iniciarse su desmontaje. Asimismo llegarán las valoraciones, que serán bastante positivas por la ausencia de incidencias reseñables y por el buen funcionamiento de todas las actividades.
Como cada 5 de octubre, es el momento de volver a la rutina y de romper definitivamente con el periodo estival porque en Úbeda no acaba el verano y empieza el otoño hasta que pasa la Feria de San Miguel.
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