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Alberto Román
Úbeda
Sábado, 3 de agosto 2019, 20:54
La iglesia de San Lorenzo, espacio recuperado para la cultura por la Fundación Huerta de San Antonio, continúa recuperando poco a poco su esplendor gracias a las intervenciones, de mayor o menor envergadura, que se llevan a cabo en el histórico edificio, muchas de las cuales sirven para descubrir nuevos elementos o matices de lo que un día fue.
Uno de esos elementos es el alfarje del sotocoro, estructura de madera situada bajo el coro a modo de artesonado datada en el año 1701 aunque con elementos del siglo XV. Tras los buenos resultados de las labores de restauración y conservación llevadas a cabo en la mitad sur de la superficie, gracias a dos fases de intervención, en estos días se ha iniciado una tercera fase en la mitad norte que, si todo sigue según lo previsto, se completará con una cuarta y última el próximo año, la cual marcará la rehabilitación total de este elemento y su policromía, garantizándose así su perdurabilidad.
Para ello se firmó un nuevo convenio de colaboración con la Fundación Caja Rural, que renueva así su compromiso con el proyecto tras colaborar en las dos fases anteriores. De nuevo será con una aportación de 6.000 euros a los que, también como las otras dos veces, se sumarán 1.000 euros más procedentes de la propia Fundación Huerta de San Antonio y conseguidos a través de las actividades desarrolladas en San Lorenzo.
Así, los andamios se han vuelto a montar bajo el alfarje y sobre ellos ya están trabajando, un año más, Sara Martín de Andrés y Beatriz Rubio Velasco, de la empresa ConservarArte, especialistas en este tipo de labores. Según aseguraron, en esta tercera fase se desarrollará «la parte conservativa». Un trabajo «complicado» en el que emplearán tres semanas.
En la zona norte del sotocoro, al igual que en la zona sur ya intervenida, la policromía que decora el artesonado presenta un estado de conservación regular. Toda la superficie muestra una capa gruesa de suciedad, peor incluso que lo que hubo que limpiar en el otro sector. Y es que hay una densa pátina negra causada por la acción del humo, pues justo debajo debió haber actividad de cocina o fuegos durante el periodo de diez años en el que la iglesia estuvo ocupada y habitada.
Mucha de la policromía se encuentra parcialmente desprendida de su soporte, habiéndose perdido gran parte de ella, dejando a la vista la madera. Algunas de las piezas se encuentran deformadas, quedando incluso sueltas de sus encajes originales.
Así, en esta primera intervención en la zona norte se optará por un acabado en el que se potencie la policromía que se conserva actualmente, sin añadidos estéticos ni cromáticos. Los pasos a seguir serán una primera limpieza superficial, fijación de policromías, protección y sentado de la capa pictórica para que no sigan produciéndose pérdidas y, finalmente, limpieza química de un fragmento representativo de la obra, aplicándose una capa de protección de dicha zona.
Durante los trabajos, la iglesia de San Lorenzo estará 'Abierta por obras', de manera que los visitantes puedan ver 'in situ' el proceso de recuperación. Es una marca de la casa desde que la Fundación Huerta de San Antonio se hiciera cargo de la gestión del edificio a través de un convenio de cesión firmado con el Obispado de Jaén.
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