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Alberto Román
Úbeda
Martes, 25 de junio 2019, 09:28
Úbeda, como la mira Antonio Espadas, es más Úbeda todavía. Porque no la mira con los ojos, sino con el alma. Porque ve en ella la esencia, lo que queda en el recuerdo y todos vimos alguna vez, aunque a veces solo fuera un espejismo. Todo eso consigue plasmarlo con el filtro de la memoria, que es el que evoca momentos, lugares y personas. Y aunque su pintura destaca por la ausencia de estas últimas, rebosa de vida.
Úbeda, como la mira Antonio Espadas, es la ciudad que debe ser, la que permite un paseo contemplativo, silencioso y solitario; la que embelesa en cada rincón, en cada callejuela; la que descansa tras jornadas de intenso trabajo; la que tiene decenas de grandiosas fachadas pero enamora cuando se camina por las calles que se ocultan tras esos monumentales edificios.
En la sala Pintor Elbo del centro cultural Hospital de Santiago se puede disfrutar en estos días de esa Úbeda, la que nos descubre Antonio Espadas con su genial maestría. Es así gracias a una muestra dedicada a este artista ubetense, tan enorme como humilde, tan bueno en tantas cosas pero, sobre todo, como persona. «La última exposición» según anunció en la inauguración, pues dijo que se retira. Aunque aclaró que se retira de exponer, por el esfuerzo que supone, pero no de pintar, algo que seguirá haciendo «mientras pueda sujetar el peso de la paleta y la espátula».
Alrededor de setenta obras cuelgan de las paredes de la sala. Se trata de 'Los paisajes del alma', como reza el título de la exposición. Unos setenta cuadros de distintos formatos pintados durante unos setenta años dedicados a la pintura. Son como ventanas abiertas desde las que uno se puede asomar para mirar con los ojos del alma de Espadas Salido.
Durante una visita tranquila es posible llegar a apreciar cómo ha evolucionado la técnica del pintor, cómo los detalles comenzaron a difuminarse poco a poco en favor de una atmósfera casi mágica. El equilibrio entre las luces y las sombras, los rayos del Sol sobre una verde pradera o un campo de olivos, los reflejos de los faroles en el suelo mojado durante una noche de lluvia o los cálidos dorados de las piedras centenarias, son seña de identidad del autor, tanto en su óleos como en las acuarelas. Úbeda rezuma Úbeda en los cuadros de Antonio Espadas.
«No creo que nadie haya pintado -retratado- a su amada Úbeda en tantas ocasiones, con tanta constancia y amor como lo ha hecho en los últimos setenta años Antonio Espadas Salido», asegura su nieta, la diseñadora Tíscar Espadas, en el texto introductorio de la exposición.
La muestra permanecerá hasta el 7 de julio, en horario habitual del Hospital de Santiago. Merece una visita. Y Antonio merece toda la admiración de sus paisanos, que en su día ya le reconocieron como Hijo Predilecto de Úbeda. Porque para cualquier ciudad es una suerte tener hijos como Antonio Espadas, ciudadanos ejemplares, comprometidos, trabajadores, humildes, dispuestos a todo pidiendo a cambio nada. Buenas personas y personas buenas, que hacen ciudad a su alrededor. Que hacen de este mundo un mundo mejor. Qué suerte tiene Úbeda de tener artistas que la miran como la mira Antonio Espadas. Qué falta hacen ubetenses como Antonio Espadas.
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