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Alberto Román
Úbeda
Domingo, 3 de julio 2022
Más de 2.000 personas se dieron cita en la noche del viernes en el recinto del ferial de Úbeda para disfrutar del directo de Robe, uno de los proyectos musicales más interesantes que se vienen cocinando en la última década en los fogones del rock nacional, donde afortunadamente hay quienes manejan los antiguos recetarios aunque los actualicen y aderecen con nuevos ingredientes. Una propuesta que sigue hirviendo a fuego lento, cogiendo sustancia, evolucionando en cada disco.
Lo de Robe funciona, y en directo mucho más. Sobre todo porque lo suyo es oficio bien entendido y porque, junto a su equipo, se preocupa de cada detalle, a veces en demasía, para que todo funcione y para que todos los que asisten a sus conciertos disfruten. De entrada, intenta que cada cual se sitúe donde más cómodo pueda sentirse. Y ya no basta con decirlo, recordarlo en el reverso de las entradas o anunciarlo en internet. Dos pancartas a pie de escenario dividen el recinto: a un lado la 'zona marchosa' para quienes no pueden parar quietos y al otro lado la 'zona tranquila' para quienes prefieren escuchar más relajados. «No hay que exagerar, ni en una parte hay que estar estáticos ni en la otra se pueden hacer carreras de búfalos», apunta la web de artista en estos tiempos en los que hay que explicarlo y matizarlo todo. Hasta para los que el viernes quisieron estar sentados se dispuso una grada en la parte trasera. Y todo ello a un precio unitario, sin privilegios para los que pueden pagar más.
Por otro lado, también buscando que la gente lo pase lo mejor posible, Robe mantiene su personal guerra contra los móviles. No porque le moleste que lo graben o lo fotografíen, sino porque considera absurdo que alguien esté en un concierto y acabe viéndolo todo a través de una pantalla. Y eso, hoy por hoy, reconozcámoslo, es el pan nuestro de cada día. En Úbeda no incidió mucho en el tema, pero en cuanto abrió la boca tras la primera canción lo dejó caer, invitando a todos a vivir el momento, a dejarse llevar sin distracciones, porque, como reza el nombre de la gira, 'Ahora es cuando'.
Vale que a veces jode que le digan a uno lo que tiene y no tiene que hacer. Pero es que, si no se hace, se nos va de las manos. Porque hay quien no tiene hartura pero sí tiene gigas (como para grabar un festival completo). Además, lo de hacerle caso a Robe en este sentido, funciona (da fe quien tuvo que dejar la cámara en el maletero del coche tras la tercera canción para que le dejaran volver a entrar en el recinto).
Otra cosa que cuida mucho el artista placentino es el repertorio, que repasa lo mejor de su etapa en solitario e incluye algunas píldoras de Extremoduro. Seguramente hay quienes echan en falta más de lo segundo, pero de nuevo hay que darle la razón a quien podía haber vivido de las rentas y decidió arriesgar para explorar otros caminos que luego han resultado fascinantes.
Un descanso de unos veinte minutos (muy útil, por cierto, y otro asunto pensado para el disfrute a tener en cuenta) dividió el concierto en dos. En la primera parte se paseó por sus dos anteriores discos, 'Lo que aletea en nuestras cabezas' y 'Destrozares', incluyendo también algún tema nuevo. Y la segunda parte, apoteósica, la dedicó a su tercer y último trabajo 'Mayéutica', interpretando 'Interludio', 'Primer movimiento: Después de la catarsis', 'Segundo movimiento: Mierda de filosofía' y 'Tercer movimiento: Un instante de luz', que sirvió para preparar el tramo final y el éxtasis con 'Cuarto movimiento: Yo no soy el dueño de mis emociones' y 'Coda feliz'. Regaló además unos bises de Extremoduro, entre los que no faltaron 'Jesucristo García' y 'Ama, ama, ama y ensancha el alma'. Con esos himnos, lógicamente, la cosa terminó arriba del todo.
Esto lo consumó junto a su grupo habitual, impresionante, entregado a lo suyo para que sonara espectacular. Estuvo integrado por Álvaro Rodríguez Barroso en el piano, David Lerman al bajo y al saxo, Carlitos Pérez al violín, Albert Fuentes a la batería y coros, Woody Amores a la guitarra y Lorenzo González con voz y guitarra. «La mejor banda que he tenido en mi vida», ha asegurado alguna vez el propio Robe.
El artista y su equipo regalaron así una noche memorable a los presentes, a base de preocuparse por lo que ocurre arriba y abajo del escenario. Consiguieron un disfrute generalizado, justo en ese momento, en Úbeda, porque 'Ahora es cuando'. Y por poner una pega, quizá les faltó saber lo que ocurría en la barra: no se puede cobrar la cerveza a precio de combustible, aunque en un concierto como este y en pleno verano funcione como tal para el cuerpo.
El concierto se incluyó en la programación de Cabaret Festival, evento de ámbito nacional que tiene en Úbeda una de sus sedes, aunque en esta edición se ha visto reducido a un solo recital, pues el que estaba previsto anoche del artista urbano Rels B fue cancelado días antes al detectarse «varios positivos por Covid-19» en el equipo del mallorquín. Esta apuesta por la cultura como atractivo turístico, vehículo dinamizador de la sociedad y motor de la economía local, continuará con el Festival de Música de Verano FestMuve, que contempla las actuaciones de Manolo García (15 de julio), Sebastián Yatra (16 de julio), Joan Manuel Serrat (21 de julio), Dani Martín (23 de julio) y los espectáculos 'Mecano Musical Experience' (29 de julio) y 'Selu. El musical' (30 de julio).
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