Rozalén hizo aflorar las emociones en el tercer fin de semana de conciertos de FestMuve

El recinto estuvo muy animado y el recital se desarrolló en un ambiente de complicidad y buen rollo, dos sensaciones que la albaceteña transmite en cada actuación y en cada proyecto en el que se embarca. Ello le ha hecho ganarse el favor de un público fiel y el respeto de sus compañeros de profesión, hasta convertirse en una de las autoras e intérpretes más valoradas del momento, y también de las más solicitadas a la hora de plantear colaboraciones.

Junto a su banda de seis músicos y a su inseparable Beatriz Romero, la intérprete de signos que la acompaña en todas sus actuaciones para defender una cultura lo más inclusiva posible, Rozalén presentó en directo muchos de los temas de su último disco 'El árbol y el bosque'. Un trabajo rebosante de amor (también de amor propio) que ha vuelto a demostrar su capacidad como compositora y su sensibilidad a la hora de abordar temas de corte social. Sonaron así 'La línea', sobre las migraciones, 'Que no, que no', 'Amiga', a modo de ranchera, 'A tu vida', 'Loba', 'Aves enjauladas', 'Y busqué', 'El día que yo me muera' o una versión muy personal de 'La maza' de Silvio Rodríguez.

Repasó igualmente canciones de sus tres anteriores álbumes, que han jalonado una trayectoria ascendente que ha ido ganando cada vez más adeptos. No es extraño, pues llega al corazón y también a la mente, con alegatos contra el machismo, el racismo o las guerras. Todo ello rodeado de un mestizaje musical, de ida y vuelta, que lo mismo suena a fiesta y a verbena de aquí, que traslada a paisajes del otro lado del charco a golpe de ritmos latinoamericanos. De esta forma, el público coreó éxitos como 'Girasoles', 'La puerta violeta', 'Comiéndote a besos', '80 veces', 'Vuelves' o 'Susurros de papel'.

No se cortó a la hora de contar sus cosas y compartirlas con el público, con esa frescura de persona resuelta de la que siempre hace gala y un gran sentido del humor. Y no olvidó agradecer a la organización y al público, a todos los organizadores de eventos y a todos los públicos, su apuesta y entrega para hacer realidad noches así, más aún en estos tiempos de incertidumbre derivados de una pandemia que, sin duda, fue más llevadera gracias a la voz de Rozalén.