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Alberto Román
Úbeda
Domingo, 13 de septiembre 2020, 00:09
Los quince enclaves que forman parte del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España celebraron un año más, de forma simultánea, la Noche del Patrimonio. Lógicamente, se desarrolló con modificaciones y limitaciones para garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad frente al coronavirus, pero con la clara intención de ensalzar el patrimonio y la cultura en un momento en el que se hace tan necesario.
Todas las actividades planteadas en Úbeda contaron con un amplio respaldo y en su mayoría agotaron las plazas disponibles. Teniendo en cuenta que el aforo de los espacios era limitado, las reservas para asistir se realizaron con antelación y la organización llevó un control exhaustivo del público. Además se contó con todas las medidas de seguridad e higiene correspondientes para evitar el riesgo de contagios.
Fueron un total de quince los palacios, templos y espacios monumentales que estuvieron abiertos al público de manera gratuita desde las nueve a las doce de la noche. Se trató del Palacio Vela de los Cobos, la Sinagoga del Agua, el Museo de San Juan de la Cruz, la Sacra Capilla del Salvador, la Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares, la iglesia de San Pablo, el Hospital de Santiago, la iglesia de San Nicolás, el Centro de Interpretación Andrés de Vandelvira, el Palacio Juan Vázquez de Molina, la Casa Andalusí, el Centro de Interpretación Las Murallas de Úbeda, el campanario de la Torre del Reloj, el Parador de Turismo y la iglesia de Santo Domingo, donde además se pudo ver una exposición de fotografía y se mostró la maqueta del futuro monumento a la Semana Santa. En muchos de estos lugares hubo además visitas guiadas a horas concretas.
Por otro lado sonó la música, por ejemplo en el Antiguo Hospital de los Honrados Viejos del Salvador y en la iglesia de San Miguel, con varios pases de la Agrupación Musical Isaac Albéniz y del Coro Llama de Amor Viva, respectivamente; existió una observación astronómica en el Hospital de Santiago gracias a la Asociación Quarks; y se organizaron catas de aceite de oliva virgen extra en el Centro de Interpretación Olivar y Aceite.
Uno de los secretos del éxito de esta noche dedicada a enseñar y abrir el patrimonio fue el gran voluntariado que colaboró con la organización. Se puso así en valor la función social que debe cumplir el Patrimonio Mundial, como vehículo de cohesión, integración y participación. Al respecto se contó con la Asociación Úbeda por la Cultura, la Asociación Astronómica Quarks, el Coro Llama de Amor Viva, la Agrupación Musical Isaac Albéniz, las diferentes empresas turísticas de la ciudad, el Centro de Interpretación Olivar y Aceite, los espacios turísticos, la comunidad de Carmelitas Descalzos, el Obispado, la Unión de Cofradías de Semana Santa y el personal municipal del área de Turismo.
Para la ocasión se confeccionaron un total de mil mascarillas de algodón, con un diseño reversible y muy original, para la Noche del Patrimonio, que se entregaron a los voluntarios de este evento y a muchas de las personas que asistieron a los espectáculos y espacios abiertos.
Una de las actividades que conectó a las quince ciudades Patrimonio de la Humanidad fue la denominada 'Escena Patrimonio', con un espectáculo en cada una de ellas en el que colaboró el Instituto de Artes Escénicas de España, ofreciendo así la posibilidad de disfrutar del teatro o la danza contemporánea.
En el caso de Úbeda, se llevó a escena uno de los espectáculos más interesantes, retransmitido además en streaming en el perfil del Grupo de Ciudades Patrimonio, como el resto de propuestas escénicas. Fue una propuesta que hizo la propia localidad. El compositor ubetense Luis Miguel Cobo, galardonado esta misma semana con un Premio Max en la categoría de mejor música para espectáculo escénico y que actualmente está trabajando para las mejores compañías de teatro del país, fue el encargado de realizar un espectáculo de iluminación y sonido titulado '+ Cruz' e inspirado en la mística del San Juan de la Cruz, quien falleció en Úbeda.
Tuvo lugar en el interior de la iglesia de San Lorenzo, espacio recuperado para la cultura por la Fundación Huerta de San Antonio. Y se desarrollaron tres pases en los que se completaron los aforos permitidos. Fue un acto de improvisación electrónica en el que, a través de la luz y el sonido, Cobo generó distintos ambientes con los que quiso evocar la poesía del místico. Aprovechando las condiciones acústicas especiales del templo, creó diversos paisajes abstractos y atmósferas sonoras electrónicas en tres bloques, basados en tres obras de San Juan de la Cruz: 'Cántico espiritual', 'Noche oscura' y 'Llama de amor viva'. El diseño de iluminación corrió a cargo de Luis Perdiguero, prestigioso y galardonado profesional de la luminotecnia, quien trabajó mano a mano con Luis Miguel Cobo y el equipo técnico de la empresa jiennense TUÁ Pro.
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