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Vicente Ruiz es uno de los mayores expertos de España en historia naval. ROMÁN
Un andaluz descubre que España puede reivindicar el tesoro de un barco hundido en Chile

Un andaluz descubre que España puede reivindicar el tesoro de un barco hundido en Chile

Un artículo de IDEAL y un misterioso mensaje llegado desde Chile fueron el origen del trabajo de Vicente Ruiz sobre el navío Oriflame, merecedor del Premio Nuestra América

Alberto Román

Úbeda

Lunes, 7 de diciembre 2020

Un trabajo de investigación del profesor, historiador y escritor Vicente Ruiz García (Úbeda, 1973) ha llegado a la conclusión de que España puede reivindicar el valioso cargamento que transportaba un barco del siglo XVIII que, desde su hundimiento en 1770 en las costas de Chile, yace sobre el lecho marino. Un tesoro, por tanto, que forma parte del patrimonio cultural español y que hace unos años se disputaron en los tribunales el gobierno chileno y una empresa cazatesoros que dijo haber localizado el pecio.

'El navío Oriflame y su tiempo, un patrimonio cultural de España en las costas de Chile' es el título del estudio realizado por el ubetense, experto en historia naval, que en estos días le ha valido para alzarse como ganador del Premio Nuestra América que otorga anualmente la Diputación Provincial de Sevilla, a través del Servicio de Archivo y Publicaciones de su Área de Cultura y Ciudadanía, en colaboración con la Universidad de Sevilla y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Está dotado con 4.200 euros y contempla además la publicación de la obra, algo que se producirá en los próximos meses. Y se suma a los numerosos reconocimientos con los que cuenta el autor.

Tras un minucioso proceso de investigación y una vez analizada la documentación original conservada en diferentes archivos, tanto españoles como americanos, Ruiz García ha sido capaz de reconstruir por primera vez la historia completa del navío español Nuestra Señora del Buen Consejo y San Leopoldo, alias El Oriflame (también conocido como Oriflama), desde su fabricación hasta su hundimiento. Ahonda además en su contexto histórico, sus singladuras y todo lo relativo a los distintos propietarios que tuvo, así como en su preciada carga: un extraordinario y singular tesoro compuesto por casi medio millón de piezas de fina cristalería, procedentes de la Real Fábrica de la Granja de San Ildefonso de Segovia. Su valor sería incalculable teniendo en cuenta que, por ejemplo, una réplica de una simple vinagrera realizada en la actualidad por la Real Fábrica cuesta alrededor de 500 euros, cifra que se multiplicaría si se tratara de un original del siglo XVIII.

Con ello, el historiador reivindica asimismo el interés que debería despertar este hallazgo en el Estado español después de que una empresa cazatesoros anunciara haber dado con el sitio en el que estarían los restos del barco para su explotación comercial. Algo paralizado, de momento, por la justicia chilena. Incluso la Unesco manifestó su inquietud porque el Oriflame fuera encontrado y expoliado. Pero España no se personó en la causa para hacer valer algún tipo de derecho.

Tras la recuperación del tesoro de la fragata Mercedes y con la incertidumbre acerca del futuro de los restos del galeón San José, este nuevo caso vuelve a poner de relieve el inmenso patrimonio subacuático que España tiene repartido por todo el mundo. Para Vicente Ruiz, es importante que el Estado español asuma que tiene un patrimonio cultural hundido en Chile y muestre interés por ello, también a nivel científico e histórico, pues no hay que olvidar que un barco hundido es como una cápsula del tiempo de la que se pueden extraer muchos datos sobre épocas concretas.

«Llevaré una corbata roja»

Junto a la historia del Oriflame, resultan muy curiosas las propias circunstancias que llevaron a Vicente Ruiz a iniciar su estudio en torno a este navío después de haber investigado otros capítulos de la historia naval española. Unas circunstancias en las que, todo hay que decirlo, este periodista y este diario tuvieron algo que ver de forma muy anecdótica. Todo empezó con un «alguien te está buscando». Fue la frase que le dije cuando lo llamé unos días después de publicar en 2013, en estas mismas páginas de IDEAL, una noticia sobre uno de sus anteriores trabajos. Y es que yo, como autor de ese artículo, había recibido un enigmático mensaje desde Chile de una persona interesada en encontrar la manera de contactar con el investigador ubetense. El que preguntaba era un abogado chileno dispuesto a viajar hasta España para conocerle. Incluso proponía una reunión en Madrid. Ruiz García, receloso, rechazó desplazarse. Pero el misterioso personaje, ni corto ni perezoso, no dudó en presentarse en Úbeda. «Llevaré una corbata roja», le anunció al citarse ambos en el Parador de Turismo.

Y allí estaba, con su corbata roja y su esposa, después de recorrer medio mundo. Tras los saludos de rigor, explicó que se planteaba entrar en el juego judicial del Oriflame iniciado en su país y que su objetivo era localizar a los posibles herederos del barco y del cargamento, por lo que necesitaba un experto que pudiera investigarlo. Y es ahí dónde entraba Vicente Ruiz, quien preguntó por curiosidad cómo le había localizado. El abogado le respondió: «muy sencillo: busqué en Google 'investigador, tesoro y España' y lo primero que apareció fuiste tú». Efectivamente, había dado con la noticia publicada en IDEAL en la que se hablaba del trabajo 'El último tesoro de Nueva España' por el que el profesor acababa de recibir el Premio Iberoamericano 'Del Mar Cortes de Cádiz'.

Y así, Ruiz García se puso manos a la obra con el encargo, lo terminó y entregó sus conclusiones en forma de dosier. La otra parte también cumplió con lo pactado. Curiosamente, para añadir más misterio al asunto, el ubetense nunca volvió a saber del abogado chileno pese a que, tras algún tiempo, ha intentado contactar con él en repetidas ocasiones. Nadie da señales de vida al otro lado del teléfono ni del correo electrónico. A Vicente Ruiz le fue imposible comunicarle que había logrado ampliar la investigación y que la historia ya tenía forma de relato y de libro.

Una leyenda en Chile y un desconocido en España

Considerado una leyenda en Chile, pero prácticamente desconocido en España, el Oriflame era un buque de guerra de origen francés convertido en navío de registro de la Carrera de Indias que zarpó en su último viaje en febrero de 1770 con destino al Callao de Lima, en el virreinato del Perú, naufragando en extrañas circunstancias frente a las costas chilenas.

La historia de esta tragedia tiene su origen hace tres siglos cuando el barco fue botado en los astilleros de Tolón en 1744. Durante unos años sirvió a la Armada Francesa hasta que en 1761 fue capturado por los ingleses. Hasta ahora se desconocían con exactitud las circunstancias por las que pasó a manos españolas, suponiendo que a finales de 1761, en medio de la escalada de hostilidades que presagiaban la declaración de guerra entre España e Inglaterra, Carlos III ordenó la captura de todos los barcos ingleses anclados en puertos españoles.

Sin embargo, el autor descubre en su investigación que el Oriflame no fue capturado sino comprado en Gibraltar por la casa comercial Villanueva y Pico, siendo rebautizado alrededor de 1762 como Nuestra Señora del Buen Consejo y San Leopoldo, aunque conservando el alias de Oriflama (en la documentación original Oriflame). Posteriormente sería adquirido por Uztáriz Hermanos y Compañía, casa comercial de Cádiz que lo empleó como navío de registro en la Carrera de Indias, realizando varias travesías comerciales entre 1763 y 1768 a los puertos de Veracruz, La Habana y Buenos Aires.

El 18 de febrero de 1770, como en otros viajes, el Oriflama zarpó del puerto de Cádiz rumbo al del Callao, en el virreinato del Perú, bajo las órdenes del capitán Joseph Antonio de Alzaga, con 176 personas a bordo entre tripulación y pasaje, y con una importante carga compuesta por telas, joyas, instrumentos musicales, hierro, pimienta y 1.468 cajones con objetos de finísima cristalería de la Real Fábrica de Cristales de La Granja de San Ildefonso.

Durante la travesía se desató una terrible epidemia que diezmó de manera considerable a la tripulación y al pasaje, algo que pudo comprobar el navío español San José, alias El Gallardo, cuando cinco meses después de su partida divisó al Oriflama a unos 150 kilómetros al sudoeste de Valparaiso, donde lo halló a la deriva, con serias dificultades para maniobrar debido a la incapacidad de la escasa tripulación que quedaba para gobernar el barco.

A pesar de los intentos del Gallardo por alcanzar al Oriflama y ofrecerle auxilio, un violento temporal se sumó a las deplorables condiciones del barco, que fue arrastrado al fondo del mar ante la sorpresa de los lugareños de la costa de la región chilena del Maule, quienes contemplaron impotentes aquel desgraciado naufragio en el que perecieron todos los pasajeros y miembros de la dotación del desdichado buque.

Durante meses las autoridades virreinales de Lima enviaron expediciones para rescatar el importante cargamento, pero solo pudieron recuperar algunas decenas de cajones. Finalmente, y a pesar de los intentos, el navío se dio por perdido para siempre con toda su carga y sus víctimas depositadas en el fondo del océano.

230 años después, a principios del siglo XXI, una empresa cazatesoros bajo el nombre de Oriflama SA anunció haber dado con el sitio en el que estarían sus restos, logrando en 2005 que un tribunal de primera instancia de Chile le otorgara la prescripción adquisitiva ordinaria del pecio. En el año 2010, la Unesco manifestó su inquietud porque el navío Oriflame fuera encontrado y expoliado por una compañía de explotación comercial tal y como se barruntaba. Tras varios juicios, en 2016 la justicia chilena rechazó un recurso de protección interpuesto por esta empresa cazatesoros que reclamaba la extracción de la carga, objetos muebles, aparejos y restos de la estructura del navío Nuestra Señora del Buen Consejo y San Leopoldo, naufragado en la desembocadura del río Huenchullami en 1770.

Durante el proceso, el Estado español no se personó en la causa en ningún momento para hacer valer algún tipo de derecho sobre el hallazgo, ya que el Oriflama no era un buque de guerra como el San José o el Nuestra Señora de las Mercedes y, en un principio, no gozaría de la inmunidad soberana. Así pues, a priori, los casos anteriores parecían diametralmente diferentes. Sin embargo, después de una investigación exhaustiva por los archivos españoles y americanos, Vicente Ruiz García ha obtenido datos reveladores que confirman que España podría reclamar derechos por un patrimonio cultural que le pertenece y sobre el que tiene el deber de evitar su expolio, aunque esté a miles de millas de nuestra patria.

Para demostrar esta hipótesis Ruiz García ha recorrido un largo camino con el fin de desvelar los numerosos interrogantes que atesora esta historia, entre otros el de identificar el cargamento y sus dueños, el tipo de barco y su misión, su procedencia, su pertenencia en el momento del desastre, además de descartar las ulteriores posibilidades de reclamación que tendrían las distintas partes: el hallador del pecio, es decir, la sociedad cazatesoros; el Estado chileno, con competencia jurisdiccional sobre el lugar donde supuestamente había aparecido; así como terceros países como Francia y el Reino Unido (naciones bajo cuya bandera había navegado en algún momento), sin olvidar las pólizas, seguros y riesgos contratados en su día por los comerciantes o las sentencias judiciales de otros casos que podrían clarificar, al menos en parte, los aspectos más controvertidos del posible hallazgo.

Piezas de fina cristalería procedentes de la Real Fábrica de la Granja de San Ildefonso de Segovia. VICENTE RUIZ

Un nuevo galardón

De este modo, después de un trabajo exhaustivo y meticuloso, y de una fascinante aventura por los archivos históricos de España y América, el autor revela todas estas incógnitas que han quedado finalmente plasmadas en la monografía que acaba de obtener el Premio Nuestra América, cuyo jurado ha valorado la originalidad, el interés, el rigor y la calidad de la investigación, así como la amenidad y fluidez de la redacción del texto, que se apoya en varios apéndices documentales y un anexo de imágenes.

El jurado estuvo integrado por Pablo Emilio Pérez-Mallaína, catedrático y profesor titular de Historia de América de la Universidad de Sevilla; Consuelo Naranjo, profesora de investigación del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Carmen Barriga Guillén, jefa del Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputación de Sevilla; y Alejandro Moyano, diputado provincial de Cultura y Ciudadanía.

Gracias a este premio pronto será publicada una monografía que llenará un vacío historiográfico sobre un buque convertido en leyenda en la República de Chile, pero escasamente conocido en España, pues quedan aclaradas algunas lagunas y se desmienten afirmaciones tan repetidas como falaces. En definitiva, una reconstrucción histórica que ofrece los argumentos, al menos históricos, completados con otras aportaciones de carácter jurídico, que llevarán al lector a identificar a los legítimos propietarios de los restos del navío Oriflame y su carga.

El autor

Vicente Ruiz García es doctor en Historia, profesor del IES San Juan de la Cruz de Úbeda y profesor tutor de la UNED de la provincia de Jaén. Además, es asesor de la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval de la Universidad de Murcia, miembro de la Sociedad Española de Estudios del siglo XVIII y ha impartido numerosas conferencias en congresos internacionales, muchas de ellas publicadas, sobre historia naval de los siglos XVIII y XIX. Ese es su principal campo de investigación junto a la gastronomía histórica. No deja de ser anecdótico que en Jaén, provincia de interior, exista uno de los mayores y más laureados expertos españoles en historia naval.

El ubetense ha sido reconocido con el Premio Internacional 'García-Diego' de Historia de la Tecnología (2019), el Premio de Investigación 'Cronista Cazabán' (2017), el Premio 'Juan Antonio Cebrián' de Divulgación Histórica (2015), el Premio de Ensayo 'Pablo de Olavide y el espíritu de la Ilustración' (2015), el Premio Iberoamericano 'Del Mar Cortes de Cádiz' (2013), el Premio de Investigación 'Historiador Jesús de Haro' (2012); y el Premio Internacional de Investigación Histórica 'Fundación Foro Jovellanos' del Principado de Asturias (2011). El pasado mes de octubre fue galardonado en la quinta edición de los Premios Literarios Internacionales 'Ciudad de Benicarló', en la modalidad de 'Cocina, salud y sostenibilidad', por 'Cocina a bordo', un estudio sobre la comida, salud y sostenibilidad en las largas travesías marítimas del Siglo de las Luces.

Asimismo, fue galardonado con el 'Premio Virgen del Carmen' (2008) otorgado por la Armada Española en su modalidad 'Juventud marinera' para alumnos de segundo ciclo de ESO como profesor director del trabajo 'El árbol que quiso ser trinquete. La historia de los árboles que sirvieron a la Real Armada en el siglo XVIII'.

Ha publicado los libros 'De Segura a Trafalgar' (El Olivo Editorial); 'Las Naves de las Cortes (1808-1812). El último servicio de la Marina de la Ilustración' (Sílex Ediciones); 'Los pontones de Cádiz y la odisea de los soldados derrotados en la batalla de Bailén (1808-1814)' (Asociación Jesús de Haro); 'Las aventuras del navío San Justo' (Glyphos Publicaciones); 'Los arsenales del Rey (1750-1820). La revolución industrial que pudo haber sido' (Glyphos Publicaciones); y 'La Provincia Marítima de Segura y la Marina de la Ilustración. La contribución de las maderas de Segura de la Sierra a la construcción naval del siglo XVIII' (Instituto de Estudios Giennenses-Diputación Provincial de Jaén).

En otros campos de la Historia también ha escrito artículos y ha impartido conferencias, participando en diferentes publicaciones, como 'Cocina del Renacimiento (Introducción)'. Y de la misma forma ha escrito y dirigido varios documentales audiovisuales como el titulado 'Hambre y gula del Siglo de Oro a la Ilustración'.

El ubetense tiene numerosos reconocimientos y obras publicadas. ROMÁN

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