La Virgen de Guadalupe pudo salir a la calle en el día de su festividad

Tras dos años de ausencia en las calles, sin procesión, ni traslados, ni romerías, y solo con cultos en el interior de su templo, la Virgen de Guadalupe cruzó ayer la puerta principal de la Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares para reencontrarse con los ubetenses, que esperaban con anhelo el momento de tener a la patrona a cielo abierto. Y aunque no fue el tradicional desfile con motivo de su festividad, pues se trató de un traslado corto hasta San Pablo, con menos horquilleros en cada turno para garantizar la distancia entre ellos y sin acompañamiento musical, la Chiquitilla del Gavellar pudo pasear por una parte del casco histórico para aportar un poquito de normalidad a la actual situación pandémica.

Esta emotiva salida, cargada de significado, fue posible gracias al reciente decreto del Obispado de Jaén para la vuelta prudente y gradual al ejercicio del culto público externo. Una vez publicado, los responsables de la Real Archicofradía de Nuestra Señora de Guadalupe, con Miguel Ráez a la cabeza, decidieron tramitar los permisos correspondientes ante la Diócesis, obteniendo la autorización para el traslado. Y también hicieron lo propio ante las autoridades civiles competentes y concretaron el dispositivo necesario con el Ayuntamiento.

De esta forma, el de ayer fue un día más significativo de lo normal para los guadalupanos, quienes calificaron esta jornada de histórica y la vivieron con la ilusión de ver nuevamente a la patrona en la calle. A las ocho se desarrolló un acto de acción de gracias con la imagen de la patrona ante Santa María y frente al Palacio Vázquez de Molina. La zona fue acotada y se dispusieron asientos, limitando así el aforo. Ramón Molina Navarrete fue el encargo de mostrar el sentir de los ubetenses con unas palabras cargadas de emoción.

Además, hubo un reconocimiento para sanitarios, responsables públicos, fuerzas de seguridad y otros colectivos que vienen empleándose a fondo desde el inicio de la alerta sanitaria, e intervinieron la alcaldesa de Úbeda, Antonia Olivares, y el hermano mayor de la Real Archicofradía, Miguel Ráez. El acto, conducido por Alfonso Miranda, contó con la participaron la Agrupación Musical Ubetense y de la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de Guadalupe.

Inmediatamente después la Chiquitilla del Gavellar fue trasladada hasta la cercana iglesia de San Pablo, recorriendo la calle Juan Ruiz González y la plaza Primero de Mayo. Fue como llevarla sobre andas, pues la estructura no llevó tantos elementos como es habitual. Y la fueron portando tandas de 22 horquilleros (normalmente son 40) guardando las distancias entre ellos. Todo ello sin acompañamiento musical, según marca el decreto del Obispado.

Previamente, por la mañana, a las once y media, tuvo lugar la fiesta principal, presidida por el arcipreste de Úbeda, rector de Santa María, capellán y consiliario de la Real Archicofradía, Antonio Vela Aranda, concelebrada por los sacerdotes y clero en general y amenizada por el grupo Camerata Beheme.

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